Así debes cuidar tu piel cuando utilices mascarilla

La vuelta al trabajo de un grupo de población importante ha traído consigo la recomendación de utilizar mascarilla cuando salgamos de casa, utilicemos el transporte público y compartamos lugar de trabajo con otras personas. Una imposición que, con el paso de los días, nos llevará a descubrir los efectos secundarios de mantener la nariz y la boca tapadas durante un período prolongado de tiempo.

La naturaleza oclusiva de la máscara protectora, y el consiguiente ambiente húmedo y caliente que se crea, puede conducir a una acumulación de sudor y grasa en la piel que puede provocar inflamaciones, erupciones y brotes de acné. Para evitarlo, los especialistas en la piel aconsejan llevar a cabo algunas pautas muy sencillas.

La primera de ellas es lavarse el rostro antes y después, preferiblemente con un limpiador espumoso, porque elimina la grasa con mayor eficacia que los aceites hidratantes o bálsamos. Si además tenemos la piel grasa es aconsejable encontrar un limpiador que contenga ácido salicílico, para eliminar el exceso de grasa y las células muertas de la piel y así evitar posibles brotes y poros obstruidos.

Después de la limpieza, como en cualquier rutina, llega la hidratación, pero siempre con una crema hidratante ligera, para que la barrera cutánea esté equilibrada e hidratada, evitando el exceso de grasa.

A la hora de maquillarnos es vital evitar el maquillaje en aquellas zonas que quedan cubiertas por la mascarilla. Es decir, solo nos maquillaremos el contorno de los ojos y, si es necesario, la parte alta de la nariz. Los especialistas coinciden en señalar que cualquier ingrediente potencialmente irritante o que obstruya los poros debe evitarse debajo de la piel cubierta por una máscara. El aumento de la humedad en nuestro rostro producido por la mascarilla hace que las bases y correctores con formulaciones pesadas afecten a la producción de sebo de la piel y puedan provocar un aumento de poros y brotes obstruidos. Y si las irritaciones o enrojecimientos ya se han producido debemos introducir en nuestras rutinas cremas reparadoras que ayuden a la regeneración de la piel.

Por último, y a pesar de que las circunstancias del mercado no nos permiten elegir, es recomendable que las máscaras estén confeccionadas en tejidos transpirables que, dentro de lo posible, regulen la humedad interior. Y debemos ajustarla a nuestra cara pero sin que nos moleste, y termine llevándonos a tocarnos la cara, o nos cause rozaduras en las mejillas o las orejas.

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