\u00a1Sorprendidos! ; \u2018Amar es para siempre\u2019

QUÉ HA PASADO

• Lourdes se enfrenta a Irene por defender a Armando.

• Pelayo gana las elecciones a presidente de la asociación.

• Luisita empieza a salir con Sebastián.

• Manolín apoya a Marisol en su lucha contra las drogas.

Sabela ha dado un vuelco al plan de Curtis. La mujer lo ha aceptado en su organización, pero con el único fin de que la policía lo sorprenda a él in fraganti.

Además, manipula a Benigna para que desconfíe de su empleado y comience una campaña de desprestigio. “¿Cómo he podido estar tan ciega? Utiliza el local para trabajar”, piensa.

Por su parte, Fede y Marina han retomado su relación, algo que enerva a Mateo. “Segundas partes nunca fueron buenas”, asegura a su amiga. “Me da igual. Lo quiero y ahora con su madre enferma me necesita”, responde ella.

También Quintero trata de ayudar al recepcionista y se ha puesto en contacto con su padre, desaparecido cuando él era un niño.

“No sé si es buena idea que entre en su vida tanto tiempo después”, se plantea Eugenio nada más pisar el despacho de Justo. “Su hijo es muy maduro. No le pedirá explicaciones”, asegura el abogado.

Muy animados, Marisol y Manolín están corriendo en la calle cuando se topan con Richard. “¿Dónde vamos esta noche de fiesta? ¡Tengo unas ganas!”, dice. Con miedo a que entorpezca la recuperación de su hermana, el pequeño de los Gómez se encara con él y terminan a golpes.

De vuelta a casa, sale la verdad sobre Marisol. “¿Drogas? ¿Qué hemos hecho mal para que una hija se sumerja en ese mundo?”, se lamenta Manolita a Quintero.

Por mucho que se esfuerza en dar naturalidad a su relación, Sebastián es consciente de que es la segunda opción de Luisita: “Amelia ha sido y será tu gran amor. Os dejo el camino libre. He pedido el traslado. Me marcho de Madrid”.

Al enterarse, su tío le prepara una fiesta de despedida, a la que acuden la mayoría de vecinos. “Hoy nos deja el mejor policía que ha patrullado por la plaza de los Frutos”, dice en público un orgulloso Sebas.

Tras el bofetón que le dio por desobediente, Lourdes está arrepentida y pide perdón a su hermana: “Empecemos de cero”. Juntas, se ponen a leer los artículos que escribió su madre, algunos referidos a Adela.

Benigna culpa a Curtis de que los adolescentes se enganchen a los estupefacientes, en especial Marisol. Sabela ha conseguido meterle en la cabeza que es un peligroso narco y, tanto es así, que llama a comisaría. “No había otra opción”, justifica a Sofía cuando se llevan a su novio.

Cristina nota el interés de sus compañeros por Lourdes y, mientras Guillermo lo niega, David propone a la pasante tomar algo al salir del bufete: “Podríamos celebrar tu regreso”.

Esa noche, terminan contándose su vida y resulta que los dos han estado casados y desean rehacer sus vidas.

Las palabras de Mateo han creado dudas en Marina, pero cuando va a compartirlas con Fede, este recibe una importante visita en el hotel. “¿Sabes quién soy?”, se presenta Eugenio, temeroso de la reacción de su hijo. “No, ¿por qué debería conocerlo?”, responde el joven.

Siguiendo los consejos de Irene, Armando busca desacreditar a Lourdes como sea y la acusa de manipuladora. Aunque Inma está de parte de su hermana, empieza a desconfiar pues, al fin y al cabo, ninguno de los dos se soportaban y tenían una mala relación: “Puede que quiera ocupar su sitio en la familia… Desplazarlo para quedarse ella a la cabeza”.

Una vez hecho público el secreto de Marisol, los Gómez se vuelcan en protegerla y que le sea imposible conseguir pastillas. Sobre todo Manolín, que se convierte en su sombra. “Eres muy bueno y atento pero, por favor, déjame respirar”, se agobia la estudiante.

De los empleados del King’s, Sofía es la única que sigue confiando en la inocencia de Curtis y va a visitarlo al calabozo. “Cariño, necesito un abogado. Llama a Justo”, le pide él.

Amelia cambia de opinión y se queda definitivamente en Madrid con la idea de recuperar a Luisita. “Mi felicidad es ella”, asegura a Marcelino.

Guillermo observa celoso cada paso que da David con Lourdes y más al sorprenderlos besándose. “Lo siento, no quería molestar”, finge el abogado.

Aunque su compañero ni se inmuta, la chica se avergüenza: “Perdón, no volverá a pasar”. Testigo de todo, Cristina se acerca a Galán y le dice con una sonrisa: “Amigo, está claro que estás enamorándote…”.

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