El coronavirus sigue expandiéndose por nuestro país a pasos agigantados y las recomendaciones del Gobierno son quedarse en casa para evitar más contagios, frenar la curva y evitar de este modo el saturamiento sanitario y acabar con la pandemia lo más pronto posible. Con parques, restaurantes, bares, cines, teatros o museos cerradosla vida social queda reducida al sofá de casa con un libro en mano, música de fondo o lo conocido como peli-manta que tanto nos gusta en invierno para degustar de una buena serie.
Serie juvenil de los productores de Strenger Things y del director de The End of the f+++ing world, Sophia Lillis es Sydney, la rarita del instituto, traumatizada por la muerte de su padre y con una madre desequilibrada, que trata de dominar sus superpoderes que se manifiestan cuando desata su rabia.
El aumento de consumo televisivo durante estos días ha dado otra oportunidad de oro a esta serie sobre el mundo de los strippers que pasó casi inadvertida por Antena 3. Colocada en el Top Ten mundial de la plataforma, podría seguir los pasos de La casa de papel.
La multipremiada película de Antonio de la Torre y Belén Cuesta (Goya a Mejor Actriz 2019) encabeza la cartelera de Netflix. Relata el claustrofóbico encierro de un comunista durante la Guerra Civil.
Eduardo Noriega es un sacerdote que combate al diablo en esta película mexicana. Vuelve al género tras El espinazo del Diablo. A partir del viernes 27. Karl, un hombre que sufre una posesión demoníaca y Tomás, un sacerdote con problemas de adicción, emprenden una búsqueda de demonios encontrándose con el caso de Camila, una chica que ataca a su familia siendo controlada por un demonio. Karl y Tomás intentan salvarla comenzando una batalla, Karl ha enfrentado a muchos seres del más allá pero nunca a uno como éste.
El narco Nemo Bandeira ha extendido sus hilos por todo el planeta. La emisión de la serie de Telecinco en streaming ha hecho que los fans se multipliquen y vibren con su sorprendente final.
Esta película coreana, que se adelantó al coronavirus, es tendencia estos días. Una ciudad debe enfrentarse a una repentina proliferación de una enfermedad que mata a sus víctimas 36 horas después de ser infectados.
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