El día que nos encontremos a una Katy Perry vestida de negro, sin ningún complemento extravagante o peinada de modo discreto, ese día habrá que preocuparse. Porque a la cantante lo que le gusta es el color, el brilli brilli y la versión más candy de la vida en general. Así que ciñéndonos a eso, no cabía esperar de su embarazo otra cosa que una explosión de color y alegría en el vestir.

Y es que desde que el pasado día 5 de marzo se hiciera pública la noticia de su embarazo a través del lanzamiento de su nuevo trabajo, Never Worn White, Katy Perry se ha dejado ver en más de una ocasión luciendo, ya de forma relajada, su tripita. Y claro, como cualquier premamá famosa, sus estilismos están ahora bajo la lupa de sus miles de fans.

Mientras que muchas gestantes prefieren pasar los meses de embarazo con ropa ancha y en colores neutros, acordémonos de Meghan Markle, por ejemplo, otras se inclinan por no renunciar a su estilo y llevar las 40 semanas con la mayor naturalidad del mundo. Y en este segundo grupo se encuentra Katy.

A la cantante la hemos podido ver hoy luciendo un mini vestido amarillo flúor de Valentino. Pero los días previos la hemos visto con vestidos rosas, monos de lentejuelas y mini vestidos ajustados que potenciaban sus curvas en todo su esplendor. Mucho color para una de las etapas más felices de su vida.

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