España no es precisamente un país donde el teletrabajo se considere una opción (apenas un 8% de las empresas lo emplea), pero a grandes males, el teletrabajo puede ser un gran remedio. Aún así, la epidemia de coronavirus ha forzado a muchas empresas a considerar esta opción para impedir que la productividad decaiga. Y aunque las bondades de este sistema son conocidas desde hace tiempo (supone un ahorro para las empresas de hasta un 30% en infraestructura, reduce las distracciones y aumenta el nivel de satisfacción y el control del trabajo de los empleados entre otras), no está exento de riesgos. Estos son los principales, conócelos a fondo para poder evitarlos.
Fallo número 1. Eres un teletrabajador novato en una empresa teletrabajadora novata
Las prisas no son buenas ni en el trabajo ni en el teletrabajo. «Es muy difícil que las empresas que no tienen prácticas de teletrabajo puedan implantarlo de urgencia. Si se hace así, no va a funcionar”, explica Eva Rimbau Gilabert, profesora de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya.
Para el teletrabajador la inexperiencia también es un riesgo. Si nunca has teletrabajado y, además, coincide con la circunstancia de que vas a debutar en un entorno que las circunstancias te obligan a compartir con tus hijos, lo sentimos, pero tus jornadas se te pueden hacer eternas y estresantes. Aunque la solución es sencilla: antes de ponerte a teclear en tu ordenador intentado aislarte del entorno se impone una labor de concienciación familiar y educación de los que te rodean para que comprendan que, mientras estás teletrabajando, te encuentras en un rol distinto al habitual y que todos deben respetarlo.
Fallo número 2. Teletrabajar te impide desconectar
La posibilidad de trabajar a distancia no es la más apropiada si tienes tendencia a ser una workaholic porque puedes caer en la tentación de estar pendiente del mail durante todo el día y alargar tu horario el máximo posible. La única manera de evitar trabajar demasiadas horas es organizarse con el equipoy delimitar bien cuáles van a ser tus tareas al tiempo que haces una gestión realista del tiempo que debes invertir para completarlas.
Fallo número 3. La soledad del freelance hace mella en ti
No vamos solo a la oficina o el centro de trabajo a trabajar, también ha establecer vínculos, hacer piña con nuestros compañeros y recargar las pilas de la motivación. Y crear esos vínculos cuando cada uno de nosotros trabaja desde su casa es más complicado.
La cosa se complica aún más si el resto de compañeros trabaja en equipo y tú en remoto, porque además de sentirte aislado puedes pensar que el resto del equipo no aprecia tu labor (un temor válido si consideramos que el 49% de los españoles no confía en que sus compañeros sean productivos si están fuera de la oficina).
¿La solución? Propón reuniones semanales por skype con el resto del equipo para que ese vínculo no se disuelva y puedas demostrar tu compromiso. Aunque la mejor opción es teletrabajar unos días y otros no, para poder coincidir con los demás.
Fallo número 4. Teletrabajar te puede engordar (entre otros riesgos para tu salud)
De acuerdo, estás en tu casa y puedes hacer lo que quieras: desde trabajar con música heavy de fondo a conectarte con el pijama puesto. Pero no lo hagas, por favor. Si en una oficina no fumarías cada media hora mientras tecleas en tu ordenador, en tu oficina casera, tampoco. Recuérdalo.
Además, debes estar atenta para eludir otro riesgo: el Síndrome de la patata en el escritorio, que se caracteriza por la accesibilidad a la comida en cualquier momento de la jornada laboral (porque esa jornada tiene lugar al lado de tu cocina y de tu nevera). Este síndrome conlleva la ingesta de un exceso de calorías vacías (seamos sinceras, somos más de picar galletitas que peras) lo que desequilibra el balance gasto/consumo y contribuye a descontrolar los horarios, ya que no se respetan los descansos entre las comidas. Una invitación a ganar peso.
Otra de las amenazas de la oficina casera se esconde en su ausencia de ergonomía. En un centro de trabajo las condiciones laborales físicas están reguladas por ley y la empresa está obligada a cumplirlas. En tu casa, evidentemente, no. Y quizá tu flexo de cuando estudiabas en la universidad y la silla de madera del Ikea no son las mejores opciones para hacer una jornada laboral completa y acabes padeciendo problemas musculares y dolor por falta de la adecuación de tu mobiliario a tus necesidades.
Fallo número 5. Tú no quieres teletrabajar, pero te obligan las circunstancias
Puede que para muchos el teletrabajo sea el Santo Grial, pero para otros se puede convertir en una pesadilla. El perfil del teletrabajador “ideal”, según describe Eva Cifre, profesora de psicología de la Universitat Jaume I de Castelló, es una persona disciplinada, eficaz, planificadora, constante, capaz de adaptarse a las circunstancias, con aptitud para trabajar con escaso contacto social, capaz de automotivarse y con facilidad para tomar decisiones y resolver problemas. ¿Te reconoces en él? Es una lista larga y difícil de cumplir.
Si estás muy alejada de cumplir todo el listado, tu salud mental puede resentirse en forma de estrés. Según un informe elaborado por la Organización Internacional del Trabajo en colaboración con la Unión Europea: el 41% de los empleados que hacen teletrabajo dan muestra de niveles altos de estrés, comparados con el 25% de quienes trabajan en la oficina a tiempo completo. Además, el 42% de las personas que trabajan en su domicilio a tiempo completo y el 42% de los trabajadores onlinese despiertan varias veces por la noche, mientras que esto sólo le ocurre al 29% de los empleados que trabajan en la oficina.
La única manera para combatir este círculo vicioso de nomeveoenestepapel-estrés-nopuedocontodo, es empezar a ser amables con nosotros mismos. recuerda: no tienes que ser el trabajador perfecto. Tienes que ser el mejor trabajador que puedas ser con las circunstancias que te han tocado. Aparca la autoexigencia y la presión sobre lo que no eres capaz de hacer y piensa en todo lo que sumas. respira hondo, y adelante.
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