Antes las modelos no se reían jamás y la moda parecía haber hecho de la seriedad su bandera. «Me río por dentro», explica Victoria Beckham cuando se le pregunta la razón por la que siempre parece estar seria. Pero desde que las firmas apuestan por modelos sonrientes y la moda parece tomarse menos en serio a sí misma, vivimos un apasionante momento en el que el sentido del humor, por fin, cohabita con las tendencias.
Hablar de influencers no despierta carcajadas, no lo neguemos, a no ser que mencionemos a Celeste Barber. Con casi siete millones de seguidores, la actriz ha logrado engatusar al mundo de la moda, que enloquece cada vez que acepta un reto y emula la fotografía del momento en la que la que la modelo de turno presume de silueta perfecta y, para qué negarlo, de una pose poco habitual. Las modelos siempre comentan sus imágenes entre risas y aplauden sus acciones, excepto Kourtney Kardashian, que no se tomó muy bien la broma. “Cuando estás intentando por todos los medios mantener al mundo interesado en tu talento», escribió Barber junto a una imagen en la que emulaba el último desnudo de Kourtney. La mayor de las Kardashians no tardó en responder: “Cuando tienes tanto talento, más vale la pena compartirlo».
Celeste cautivó a Tom Ford, que contrató a la cómica para parodiar la moda en la Semana de la Moda de Nueva York e invitó así a la industría a reírse de sí misma. El problema con el humor, al igual que ocurre con la moda, es que los chistes se quedan obsoletos pronto, y por eso Celeste ha sido reemplazada por Dude with a Sign, un hombre que en sus carteles dice lo que todos pensamos.
Dolce & Gabbana ha sido la marca que ha sabido aprovecharse del éxito de este genio de aspecto surfero al invitarlo a su último desfile. «¡Hola mamá! Este es mi primer desfile de moda» podía leerse en su cartel de cartón. Posó con otros dos mensajes antes del show: «¿Soy suficientemente Dolce & Gabbana?» y «Este cartel letrero es #DGFattoAMano», un guiño al nombre de la colección de la firma italiana que demuestra que había una estrategia pensada por parte del equipo de marketing al invitar al hombre viral del momento.
Jeremy Scott siempre se ha caracterizado por aderezar sus diseños con una pizca de sentido del humor, ese que también fue la seña de identidad de Franco Moschino. Las propuestas del diseñador para la firma italiana dejan claro que la moda está para ser lucida, pero también para reír ye incluso hacer reír.
Al fin y al cabo, el que Supreme venda sus propias galletas Oreo a precios desorbitados puede interpretarse de dos formas: o la marca se está riendo de nosotros, o nosotros nos podemos reír de la marca. No sabemos si quien ríe el último ríe mejor, pero al menos, se ríe.
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