Si bien no todo el mundo podía acceder a ellos, los aparatos de la boca ya existían en los años 30 del siglo XX. Las clases pudientes y la aristocracia han sido siempre los primeros en poder acceder a ese tipo de servicios y como parte de ese grupo social, la princesa Isabel, – futura reina de Inglaterra–, no podía pasar su infancia sin llevar esos incómodos brackets que mejoraron su imagen.
La misma Isabel II se ha encargado de recordar ese curioso en una visita a los Reales Hospitales Nacionales de Bloomsbury, especializados en tratamientos dentales, de garganta, nariz y oído. Sucedió mientras le enseñaban la planta especializada en tratamientos odontológicos y se ha referido a ellos como wires (alambres), que es la forma por la que se conocen a los brackets en Reino Unido. "Yo llevé brackets, afortunadamente fue hace mucho tiempo”, le dijo a una niña de 10 años a la que le estaban poniendo ese tipo de aparato por primera vez. También quiso animarla: “Creo que al final, vale la pena”, sentenció la reina según recogió el diario británico The Telegraph.
La visita de Isabel no se quedó en la planta dental y su experiencia con los aparatos de la boca, si no que también interactuó con una niña de 8 años con implantes cocleares, para la que tuvo palabras cariñosas. “Así que tienes dos, ¿verdad? ¿Ahora es demasiado ruidoso este mundo”, le preguntaba a la pequeña por sus implantes. “Espléndido, que idea tan buena”, le contestaba Isabel a la niña cuando esta le contaba que cada año celebran en su casa la fiesta de cumpleaños de sus implantes, por la alegría de que ya pueda escuchar.
El edificio es uno de los más punteros a nivel tecnológico de todo el país y los profesionales del centro se encargaron de demostrárselo a la reina. Le enseñaron una silla giratoria que consiste en hacer pruebas a pacientes y diagnosticar las condiciones del oído de cada persona. En la demostración, la silla puso boca abajo a una persona, a lo que la reina preguntó asombrada: "¿Es bueno para ellos?". La reina ha dejado muy buena impresión en su primer acto público en Londres, tras sus vacaciones de invierno en Sandringham. “Es una completa profesional. Hace lo correcto y cumple con su deber para con las personas que atiende”, contaba la enfermera superior al mencionado diario británico.
La vestimenta que escogió para la ocasión, muy acorde a su estilo: un clásico abrigo largo por debajo de las rodillas y sombrero a juego. Todo articulado en un solo color, morado muy vibrante. Un estilismo arriesgado y llamativo, que Isabel II siempre combina con su bolso Launer negro, marca a la que es fiel desde hace años.
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