Londres es su residencia pero desde su etapa como una de las modelos más conocidas y codiciadas de la industria de la moda, París se ha convertido en una de sus ciudades predilectas. Tras su ultima aparición en la semana de la moda y dando la bienvenida a sus 46 años, Kate Moss celebró ayer una pequeña fiesta junto a sus más cercanos en uno de las brasseries tradicionales de la capital francesa.
Ataviada con una atemporal y exclusiva americana, la célebre modelo ha sido vista abandonando la Brasserie Lipp junto a su novio, el fotógrafo Nikolai von Bismark, y su hija Lila Grace, fruto de su relación el editor Jefferson Hack.
En esta ocasión, la top ha apostado por la combinación de un sencillo pantalón holgado negro hasta el suelo, unos botines y una divertida americana negra con un gran y llamativo detalle de estampado de leopardo. Como de costumbre, los accesorios han sido llevados a la máxima sencillez con la elección de un bolso de hombro con cadena y joyas con algunos diamantes.
Tras darse a conocer como modelo en 1992 y en su evolución como maniquí e icono de la moda, Kate ha ratificado su predilección por las prendas sencillas, con toque roquero y con estampado de leopardo. Y de nuevo, nos ha deleitado con uno de sus grandes estilismos.
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