A grandes crisis, grandes reuniones. Eso es lo que debió pensar Isabel II al enterarse de que el príncipe Harry y Meghan Markle habían decidido abandonar su papel institucional dentro de la monarquía. Una decisión que los duques de Sussex llevaban planeando varios meses pero de la que no habían dicho nada a nadie hasta que lo anunciaron oficialmente.
Un movimiento que pilló desprevenida a toda la familia real. Tanto que rápidamente aceptaron la invitación urgente de la reina para decidir entre todos cómo afrontar este nuevo escenario. El lugar elegido para el encuentro familiar fue el palacio de Sandringham, hasta el que se desplazaron ayer lunes Isabel II, el príncipe Carlos, el príncipe Guillermo y el príncipe Harry.
Por supuesto Meghan Markle también estaba invitada, pero al estar ya en Canadá se acordó que lo mejor sería que participara en la reunión por teléfono ya que lo que allí se decidiera también le afectaba a ella y a su hijo Archie. Qué menos que permitirle dar su opinión sobre todo lo que se discutiera.
Después de horas deliberando, Isabel II emitió un comunicado asegurando que la conversación “había sido realmente constructiva” y que aunque hubiera preferido que Meghan y Harry “siguiesen trabajando a tiempo completo como Miembros de la familia real”, no les quedaba más remedio que “respetar su deseo de vivir una vida más independiente”.El cómo lo explicarán en los próximos días.
Lo que nadie sabía ayer cuando se hicieron públicas estas palabras de la monarca es que Meghan finalmente no había participado en la reunión, ausencia que primero se ha interpretado como otro desaire más hacia la monarquía y que poco después se ha justificado por razones de seguridad. Según varios medios, al tratarse de una conversación telefónica, no querían que nadie espiara y filtrara lo que se hablaba durante el encuentro.
El problema es que de ser verdad esta teoría significaría que la reina nunca podría hablar por teléfono con nadie. No es una explicación lógica que la jefa del estado pudiera ser espiada. Por esa regla de tres, todas sus reuniones delicadas deberían ser en persona. De ahí que, para zanjar de una vez por todas cualquier discusión, desde Buckingham han tenido que explicar la verdadera razón por la que Markle no participó en la reunión.
“Al final han sido los propios duques de Sussex los que decidieron que no era necesario que Meghan se uniera al encuentro”, afirma Palacio en un comunicado enviado a varios medios del que se hace eco PageSix. “Entendemos en cualquier caso que Harry estuvo en contacto con su mujer durante todo el proceso para mantenerla al tanto”, concluyen. Misterio resuelto.
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