Dicen que a pero flaco todo son pulgas. La familia real británica lleva meses comprobándolo. Aunque, a decir verdad, después de ver cómo se relacionaba al príncipe Andrés con la Caso Epstein y del terremoto que han causado el príncipe Harry y Meghan Markle con su decisión de romper con la familia a nivel institucional, lo de Zara Phillips parece no ser más que una anécdota.
La nieta mayor de Isabel II, que no está para más disgustos, no podrá conducir durante los próximos seis meses. A la hija de la princesa Ana se le ha retirado el carné después de que perdiese la totalidad de sus puntos en una infracción cometida el pasado mes de noviembre.
En concreto, un exceso de velocidad por el que ahora ha sido sentenciada. La amazona iba a 145 kilómetros por hora en una zona en la que el límite está marcado en 112. Y, curiosamente, un tramo de carretera en el que su madre fue ‘cazada’ y multada por la misma razón en 2011. De tal palo…
El juicio tuvo lugar este miércoles, 8 de enero, y, aunque ella ya admitió su error en el momento, no ha acudido a la vista puesto que se encontraba en Australia. Lo que sí va a tener que hacer es estar medio año buscándose chófer o usando el transporte público, y pagar las dos multas: una de 781 euros y un cargo de 177 euros al haber otras víctimas implicadas en el accidente que se produjo por su imprudencia.
No es la primera de la familia que ve cómo se queda sin carné. A su abuelo, el duque de Edimburgo, renunció a su licencia hace aproximadamente un año tras causar un accidente. Se consideró que no estaba en condiciones para ser un conductor que no pusiera en riesgo la seguridad del resto de personas al volante (o a pie).
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