La cuerda se ha tensado tanto, que se ha roto. El príncipe Harry y Meghan Markle no quieren saber nada de agendas oficiales, de actos públicos o de estar sometidos al protocolo de la casa real. El matrimonio emitía ayer por la tarde un comunicado en el que anunciaban su retirada de la vida pública y de todas las actividades, de cara a la galería, de la familia de él.
«Después de muchos meses de reflexión y discusiones internas, hemos decidido hacer una transición este año y empezar a dar un paso atrás hacia un nuevo puesto en esta institución. Nuestra intención es dejar de ser miembros ‘senior’ de la Familia Real y trabajar para ser independientes a nivel financiero mientras seguimos apoyando al completo a su Majestad la Reina», comienzan esas líneas que sorprendían menos de lo que hubiese sido en condiciones normales.
Nuestra intención es dejar de ser miembros ‘senior’ de la familia real»
«Con vuestro ánimo, particularmente en los últimos meses, nos sentimos preparados para hacer este ajuste. Ahora planeamos equilibrar nuestro tiempo entre Reino Unido y Norte América, continuando nuestro deber hacia la Reina, la Commonwealth y nuestros patrocinios», concluían esas líneas que llegaban poco después de que la prensa británica comenzase a especular con la posibilidad de una mudanza de los duques de Sussex a Canadá, donde han pasado las Navidades.
Aunque, parece, que se esfumen de la esfera pública no va a ser sencillo. Al menos, no inmediato. La voz que autoriza, la reina Isabel II, no tardaba en emitir su propio comunicado. Allí indicaba que están en unas negociaciones iniciales para satisfacer el deseo de su nieto y de su mujer.
«Entendemos su deseo de tomar un enfoque diferente, pero esto son temas complicados y tomará su tiempo el organizarlos«, añadía la Monarca de quien, dicen, se siente completamente decepcionada con su nieto. Como en el resto de palacio. Porque, informaban ayer desde la BBC, nadie había sido consultado antes de lanzar al mundo ese comunicado.
Lo cierto es que, en los últimos meses, se ha podido ver esa distancia existente entre Harry y Meghan y el resto de la familia real. Hasta el punto que, en el discurso de Navidad, Isabel de Inglaterra se ‘olvidó’ de ellos. Es más: había fotos de todos los miembros más cercanos a la reina, menos del príncipe Andrés (envuelto en el escándalo del Caso Epstein) y de ellos dos.
La guerra ha estallado. Harry no piensa dar un paso atrás. Solo piensa en una cosa: el bienestar de su mujer, que ha tenido que soportar informaciones que, según ellos, no son ciertas y que les ha llevado, incluso a emprender una batalla legal contra algunas cabeceras.
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