El rey Juan Carlos, junto a otros miembros de la familia Borbón, se ha desplazado este miércoles a la clínica Ruber Internacional de Madrid para despedirse de su hermana mayor, la infanta Pilar,fallecida a los 83 años debido a complicaciones de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica ( EPOC ) que sufría desde hace tiempo y por las que ingresó el pasado domingo. El emérito, que estaba muy unido a la infanta y con la que comía habitualmente, ha coincidido en el centro con su esposa, la reina Sofía.
La infanta Pilar y la reina Sofía tenían una relación muy cercana. De hecho, este verano la monarca visitó a su cuñada en su casa de la urbanización Casa de Sol en Mallorca, a la que la emérita acudió cargada de regalos para celebrar su cumpleaños. La emérita siempre apoyó a su cuñada en su labor en el Rastrillo Nuevo Futuro. En esta última edición pidió a los periodistas que no agobiaran mucho a doña Sofía cuando acudiera, porque "es muy gastona y nos conviene que gaste mucho".
Andrea Pascual, muy afectada, ha sido una de las primeras en llegar a la clínica Ruber Internacional de Madrid nada más conocerse la noticia. "En casa de mi suegra se come increíble. Ella cocina que te mueres. Y mi marido y mis cuñados también. Tienen un don en esa familia. Yo solo lo hago para sobrevivir”, dijo Andrea en la entrevista que concedió hace un tiempo en Vanity Fair.
María Zurita también se ha mostrado consternada con la desaparición de su tía. Ha acudido al hospital junto a su hermano, Alfonso, y sus padres, Carlos Zurita y la infanta Margarita.
Durante estos días, sus hijos Simoneta, Beltrán, Bruno, Juan y Fernando no se han separado de ella y la han visitado a menudo.
Su amiga, Mayte Spínola, viuda de Graciliano Barreiros, también se ha desplazado hasta el hospital para llorar la muerte de doña Pilar. Junto a ella, María Fernández-Sastrón, nieta de la infanta e hija de Simoneta Gómez-Acebo y José Miguel Fernández-Sastrón.
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