Enfrentarse a un sastre si tener muy claras las preferencias o la idea general de lo que uno quiere es poco más que presentarse a un examen que sabes importante con más de la mitad del temario por estudiar. Los conceptos los tienes en la cabeza, pero flaquean, se mezclan y crean confusión. Equivocarse es fácil; salir del aula habiendo respondido justo lo contrario de lo que correspondía, más fácil todavía. Los deberes, sea una hoja en blanco, la confección de look o la compra de un accesorio complejo, están, casi siempre, para completarlos, y si bien es cierto que hay días que se antojan innecesarios y excesivos, cuando el resultado final es óptimo, la satisfacción crece por segundos. Valía la pena.
Sin tener que responder en esta ocasión por la preferencia de cuello, el color del hilo del ojal o si las iniciales las queremos bordadas en el interior de la americana o en la etiqueta, comprarse el bolso más clásico de Longchamp, ese que has visto un millón de veces en la calle y dos en Instagram, implica una serie de decisiones que aunque no son complejas ni transcendentales, si marcarán el futuro de tus looks; lo mismo que pasa con el traje. Presta atención, tenemos unas cuantas cuestiones que hacerte.
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Creado a principios de los noventa, Le Pliage, el bolso emblema de la casa francesa, se inspira en el arte japonés del origami, el que implica numerosos pliegues hasta transformar un papel o un tejido técnico como la poliamida, en una obra de arte, sea esta un cisne de apenas unos centímetros de tamaño, o un bolso de hombro o de mano creado a partir de dobleces perfectas que terminan en la característica forma del accesorio más vendido de Longchamp.
Cómo elegir tu Le Pliage ideal implica tomar la primera decisión: ¿el modelo clásico u Original o cualquiera de sus variedades: piel (Le Pliage Leather), colores llamativos con las asas idénticas y el logo de otro tono (Le Pliage Club), estampados únicos (Le Pliage Colección) o un extra de refuerzos y una mayor calidad del tejido (Le Pliage Néo)?
© Cortesía Longchamp
Si el pionero, el que más vemos por todas partes desde que nuestras madres comenzaran a usarlo para todo hace ya un par de décadas y que sigue siendo tendencia, se caracteriza por ser de un color oscuro -negro, gris oscuro, azul marino, rojo o verde militar- y tener las asas y la pestaña del cierre en color marrón, las opciones desde entonces se han multiplicado, no solo por la colección, sino por el tipo de asas: cortas o largas; los tamaños, que varían según modelo pasando del mini al grande, a las formas, pues si bien es cierto que Le Pliage es un bolso, tiene su versión mochila, maleta rígida, y por tanto no plegable, o bolso de viaje.
Decidido a) el tejido, b) el color y c) el presupuesto disponible, hay que pensar en el uso que se le quiere dar, el cual ayudará a tomar la decisión final del tamaño. Diseñado para darle multitud de usos y convertirlo en una pieza todoterreno y por tanto fácil de guardar gracias a su capacidad de transformación en un rectángulo casi plano y fácil de llevar al no pesar nada, es el que eligiríamos si fuéramos a la universidad y tuviéramos que cargar con los apuntes a diario; el que nos pondríamos para salir en su versión más coqueta y mini; el que cargaríamos todos los días con los tupper de comida dentro sin temor a que nada se desparrame; el que le va a un traje negro y a unos vaqueros… y el que meteríamos siempre en la maleta de viaje si la aerolínea nos obligara a viajar co un solo bulto de mano.
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