Los Globos de Oro fueron la primera cita importante de la que será un largo mes de entregas de premios en el mundo del cine y muchas ponen el listón muy alto en una especie de declaración de intenciones. El despliegue de lujo y estilo fue total. El pasado 5 de enero vimos vestidos de Valentino, de Fendi, de Chanel, de Dior de lentejuelas, de seda, de corte clásico, sorprendente o estilo princesa. Un repertorio a la altura de las circunstancias y en el que las asistentes pusieron muy difícil decidir quién entraría en el top ten de las más elegantes.
Papeletas, y muchas, tuvo sin duda Beyoncé que siempre apuesta por diseños originales con mucha fuerza. En esta ocasión recurrió de nuevo al color negro, uno de sus colores fetiche, con un vestido de silueta ajustada que hacía resaltar todavía más sus mangas de volumen XL. Llegó más de una tarde a la gala junto a Jay-Z, por lo que se ausentó de la alfombra roja y los fotógrafos no pudieron captar el espectacular diseño en su total esplendor.
Se trató de un vestido que Schiaparelli Alta Costura diseñó especialmente para ella y para la ocasión. Un modelo en crepe de seda negra en el que Daniel Roseberry, director creativo de la marca, trabajó durante meses. En la etiqueta del vestido se pueden leer las iniciales de la artista, un gesto exclusivo solo al alcance de las estrellas más importantes del mundo.
El corte sirena y el escote súper pronunciado resaltaban la espectacular y poderosa figura de Beyoncé que centró todo el protagonismo en su vestido. Tan solo lo acompañó de unos pendientes dorados que caían en forma de cascada, lució un maquillaje discreto y una melena suelta lisa y peinada con raya en medio.
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