Así ha sido el comienzo del juicio contra Harvey Weinstein: actrices en protesta junto al tribunal y una nueva acusación

Poco más de dos años después de que estallase el caso Weinstein, la semilla del #MeToo, el productor se sienta al fin en el banquillo de los acusados. Ayer, por primera vez, Harvey Weinstein acudió a la vista preliminar de la sala 99 del Tribunal Supremo de Nueva York, el penúltimo paso antes de un juicio que se prevé que dure dos meses. Y en el que afronta cinco cargos por delitos sexuales a dos víctimas que podrían suponerle la cadena perpetua. En el que además participarán como testigos actrices como Annabella Sciorra, cuya acusación al productor por agresión sexuales ha prescrito, pero a la que la Fiscalía convocará igualmente. Para dibujar en el tribunal lo que los medios llevan aireando desde el 5 de octubre de 2017: el comportamiento de depredador sexual, compulsivo e impune del productor, en hoteles, en festivales de cine, en cuartos de baño, en el propio apartamento de las víctimas. Sabiéndose una de las personas más poderosas de Hollywood.

Mientras, Rose McGowan y otras víctimas de Weinstein ofrecían una rueda de prensa en Foley Square, donde se ubica el Tribunal Supremo del Condado de Nueva York, para que "el pueblo de Nueva York" y el mundo no olviden que hay más de 80 mujeres representadas en ese juicio. Más de 80 historias demasiado parecidas y coincidentes a lo largo de tres décadas. Contra ese relato, la abogada del productor, Donna Rotunno, tenía planeado un juicio en el barro, en el que se jugase con los límites del consentimiento, la memoria difusa de hechos ocurridos hace años -los que se juzgan en Nueva York son una violación en 2013 y una agresión sexual en 2006- y la continuación de una estrategia en la que Weinstein se ha declarado no culpable y ha defendido que todas sus relaciones siempre han sido consentidas. Que todo lo que le sucedió a esas mujeres fue por su propia elección.

Pero esta estrategia acaba de saltar por los aires: hace escasas horas, la fiscal de Los Angeles Jackie Lacey ha presentado su caso contra Harvey Weinstein en la otra costa de Estados Unidos. Otro abanico de delitos sexuales contra dos mujeres que podrían suponerle otros 28 años de cárcel, en una sentencia independiente del resultado del juicio neoyorquino.

La acusación no podría haberse presentado en peor momento para Weinstein. Hoy, Rotunno y su equipo tenían por delante una tarea que ya era difícil pero que ahorase ha vuelto imposible: seleccionar, de entre 500 neoyorquinos convocados, a las 12 personas (y seis suplentes) que compondrán el jurado imparcial. 500 neoyorquinos que, como el resto del planeta, acaban de ver en todos los titulares que, para policías y fiscales de ambas cosas, el productor actuaba del mismo modo en Manhattan que en Beverly Hills. Que el caso que plantean ambas Fiscalías tiene demasiadas similitudes. Y que ya hablamos de cuatro víctimas diferentes, de al menos seis personas que pasarán como testigos directos a contar como la única elección que les daba Weinstein era cómo arruinarles la vida según los apetitos de ese día del productor.

La primera consecuencia de la acusación californiana sobre el juicio neoyorquino recae sobre la libertad de Weinstein: la Fiscalía de Los Ángeles ha emitido una orden de arresto comunicada ya al tribunal neoyorquino. Su primer objetivo: que la fianza de Weinstein se amplíe en varios millones de dólares adicionales (actualmente se acerca a los dos millones) o que el productor pase el juicio neoyorquino no como un hombre libre, sino como alguien que a la salida de cada vista salga esposado rumbo a prisión.

Y hay otro detalle: el caso presentado en Los Angeles y el caso construido en Nueva York se parecen en la forma y el planteamiento (presentar a las víctimas como testigos para impedir que esto se juzgue como hechos aislados, sino como el día a día de los hombres impunes) al juicio que, en los tribunales de Pennsylvania, llevó a la cárcel a otro famoso depredador en serie: Bill Cosby.

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