Quién lo hubiera dicho. Buena parte de la culpa la tiene Harvey Weinstein y no nos referimos al MeToo o a las múltiples acusaciones de violación y abusos que pesan contra al productor, sino también a las que hay contra otro de los nombres más polémicos del mundo del cine: Roman Polanski.
Eso, al menos, ha contado el director de origen polaco a la revista ‘Paris Match’, en la que ha acusado a la prensa de intentar convertirle en «un monstruo» y al magnate de haber dirigido una campaña para que en 2003 no ganara el Oscar por El pianista y se lo llevara Chicago, cinta producida por él: «Fue él quien desenterró el caso de Samantha Geimer ocurrido 26 años antes y que ya no interesaba a nadie».
Cometí un error y es mi familia quien está pagando el precio»
El caso de Samantha Geimer, recordemos, fue la violación cometida por Polanski a una menor de 13 años en 1977. Él entonces tenía 43 y se reconoció culpable. Como lo hace ahora en la entrevista: «Por supuesto soy responsable. Cometí un error y es mi familia quien está pagando el precio medio siglo después».
Tras pasar solo 42 días en la cárcel, el director huyó a Francia y ni ahora, ni cuando le concedieron el Oscar, ha podido volver a Estados Unidos. Tampoco es aconsejable que pise muchos otros países, como Suiza, donde acudió en 2009 a recoger un premio y pasó dos meses en la cárcel. Así que el caso, al menos para la justicia, no estaba tan olvidado como Polanski asegura.
Otras denuncias
Conviene recordar también la petición que cientos de personalidades del cine firmaron para conseguir su libertad cuando le detuvieron en Suiza. Entre ellos, estaba Harvey Weinstein, y muchos otros nombres que hoy se sentirían muy incómodos recordándolo. Daremos solo dos que han cambiado de opinión públicamente: Natalie Portman y Asia Argento, impulsora del MeToo. «Si alguna vez le veo, le escupiré en la cara«, escribió esta última en Twitter ocho años después.
Tras el caso Geimer ha habido más acusaciones de violación contra Polanski. La última es la de Valentine Monnier, quien asegura que en 1975, cuando ella tenía 18 años, la pegó y la agredió sexualmente. «No lo recuerdo porque es falso. Acusarme de violación ya no es lo suficientemente espectacular y tienen que añadir algo más. Yo no pego a las mujeres», ha dicho ahora el cineasta.
Tanto esta nueva acusación como la defensa han coincidido con ‘El oficial y el espía’, película que se estrena el 1 de enero en España y que llega rodeada por la polémica. Primero porque cuenta la historia del capitán Dreyfus, militar francés condenado por espionaje a pesar de que todos conocían su inocencia. Un argumento que muchos han visto como una reivindicación que hace Polanski de sí mismo. Segundo, por el Gran Premio del Jurado que recibió en el Festival de Venecia, aunque la presidenta de ese mismo jurado se negó a asistir a la proyección, y tercero, por la campaña de boicot que se organizó en Francia. Una movilización que tuvo el efecto contrario y convirtió a la cinta en el estreno más taquillero de la semana.
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