Este año (y ya van tres) se llevan los pendientes XL, lo cual es un problema si te gusta seguir las tendencias y tienes cierto complejo con tus orejas. Si siempre has evitado llevar coleta para no tener que mostrar esta parte de tu anatomía o ahora que has cumplido años ves con horror cómo han aumentado de tamaño, que sepas que casi todos tus problemas relacionados con las orejas tienen solución.
Las orejas de soplillo suelen ser todo un trauma que se arrastra desde la más tierna infancia, porque a esas edades cualquier defectillo físico es motivo de burla. La buena noticia, si has llegado hasta la edad adulta con su forma original, es que tiene fácil corrección. Con una otoplastia, una pequeña cirugía estética, te olvidarás para siempre de tus vistosas orejas. Mediante una incisión en el cartílago posterior, se consigue reposicionar las orejas y aproximarlas a la cabeza. La operación es rápida, dura alrededor de hora y media, se realiza con anestesia local, la cicatriz queda oculta detrás del pabellón auricular y la mejora es inmediata. Solo tendrás que llevar una banda elástica en la cabeza durante el posoperatorio (unos cinco días) para fijar la nueva posición de las orejas, evitar la entrada de suciedad y la exposición solar para que la cicatriz no te deje marca.
Otro de los problemas que afean las orejas son unos lóbulos rasgados o los agujeros para ponerse los pendientes demasiado grandes, en la mayoría de las ocasiones fruto de esa bisutería tan pesada que solo nos quitamos para ir a dormir, o por el uso de dilatadores. Si ese es tu caso, no está todo perdido, estas lesiones también se pueden reparar. La solución se llama lobuloplastia y consiste en coser el lóbulo, con anestesia local, en la cara anterior y posterior del lóbulo. Los puntos se quitan en 10 días, si todo va bien no se notará la sutura y en un par de meses te podrás hacer un nuevo agujero.
Y si tus orejas tienen un descolgamiento debido a la edad, las infiltraciones de ácido hialurónico de alta densidad consiguen tonificar los tejidos. Se realizan poniendo frío en la zona para evitar las molestias de este tratamiento que es prácticamente indoloro. Puede salir algún pequeño hematoma, pero nada más, a los cuatro días ya podrás volver a ponerte pendientes y lucir unas orejas más firmes.
Y si el asunto que te preocupa es que son demasiado grandes, siempre puedes recurrir a intervenciones más drásticas, como una reducción del pabellón auricular para conseguir unas proporciones más armónicas.
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