Estamos en un punto de no retorno en nuestra relación con los tratamientos cosméticos que nos ayudan a mantener en óptimas condiciones nuestra piel. Ya nos podemos olvidar de la clásica división del cutis en graso, seco y mixto, la única guía de la que disponíamos para elegir nuestras cremas, fuera de las consultas dermatológicas que podían recetar fórmulas magistrales. A partir de ya, las marcas están comenzando a ensayar herramientas fáciles que detecten valores clave del estado de nuestra dermis y que nos permitan seleccionar una composición muy concreta y determinada. La tendencia de la personalización es irrefrenable. La firma Atolla nos envía a casa un kit para medir el PH y, según los resultados, un serum. El tratamiento cuesta 65 dólares el primer mes y se renueva mensualmente (con otro test) por 45 dólares.
La firma estadounidense Skintelli ya permite a sus clientas realizarun test epigenético como paso previo a la recomendación de uno u otro producto. La epigenéica permite valorar factores como el estilo de vida, el medio ambiente, la medicación que tomemos o incluso la propia genética a la hora de elegir una crema. Lo hace gracias a un análisis de ADN del que resulta un tratamiento sugerido de 90 días de duración que se compra a parte. La mecánica no puede ser másf ácil: se trata de aplicar en cuatro zonas de la cara unos adhesivos que se envían a los laboratorios en tubos separados. El precio no es barato: 299 dólares.
La marca Curology está poniendo en práctica un doble método para caracterizar el estado de nuestra piel: un cuestionario bastante detallado (que incluye historial médico) y un selfie. Con los datos reunidos a través de estas vías, un asesor personal determina cuál es el tratamiento más adecuado para obtener nuestros objetivos y nos recomienda una fórmula concreta. El precio para un tratamiento de 30 días es 19,95 dólares.
Kiehl’s pone a nuestra disposición en boutiques seleccionada una opción facilísima para personalizar nuestro tratamiento cosmético diario. Se trata de consultar a uno de sus expertos, que formularán inmediatamente un serum especialmente creado para tratar un problema concreto: arrugas, sequedad, rojeces, nutrición antiarrugas…
Ya conocemos la propuesta de Neutrogena: un escaneo de la dermis a través de una escáner (de momento no disponible aún en España) que podemos adosar al teléfono y que envía los resultados a una app. Los poros, líneas de expresión y niveles de hidratación quedan registrados y son analizados para dar con la formulación óptima para nuestra piel. Además, el año que viene tamibén podremos conseguir una mascarilla personalizada, con los ingredientes exactos que requiere nuestra dermis, gracias a Mask ID.
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