Poco más se puede decir de ‘La maravillosa señora Maisel’, salvo que la tercera temporada está disponible en Amazon Prime Video. Otra remesa más de diálogos veloces e ingeniosos (marca de la casa Sherman-Palladino). Otra exhibición de Rachen Brosnahan (Midge Maisel) y Alex Borstein (Suside Myerson, su bruta representante). Otra coreografía magistral de esa Nueva York donde Midge se abre paso como monologista. Ahora una Nueva York de los 60, donde todo está cambiando. También tenemos a su familia judía (el padre acaba en la cárcel con Lenny Bruce, como Midge en la primera temporada). Un vestuario deslumbrante. Esa ambientación. Una de las mejores comedias (con recursos dramáticos) que se pueden ver ahora mismo. Midge se va de gira como telonera de Shy Baldwin y actúa por primera vez en Las Vegas.
Más crímenes de Von Schirach
Ferdinand von Schirach (Múnich, 1964) es abogado penalista y un extraordinario escritor. A ‘Crímenes’, ‘Culpa y castigo’ (libros de relatos), ‘El caso Collini’ y ‘Tabú’ (novelas) y ‘Terror’, una obra de teatro, se une ‘Castigo’ (Salamandra), otro volumen de relatos. Vuelve con esa complejidad tan sencilla y adictiva. Cuenta historias desde la perspectiva de la víctima o del delincuente. Y en eso consiste también ser abogado, en armar una historia verosímil sobre lo que ha pasado (lo que te conviene que ha pasado). ‘Castigo’ es uno de sus más atinados libros. Con lo que parecen cuatro brochazos arma a sus protagonistas, a esas personas solas. Las doce piezas son un manual práctico de delitos y penas. Sobre el sistema judicial, pero sin juzgar él mismo. Arranca el libro con esta cita de Kierkegaard: «Cuando todo está en calma, es cuando más sucede».
Conciliar en el espacio
No me extraña que hasta en ‘The Crown’, en el episodio en el que el hombre llega a la luna, Felipe de Edimburgo tenga una crisis personal y religiosa. Es un invento, pero forma parte de la corriente que mezcla el espacio y los traumas personales. ‘Gravity’, ‘Astra’, ‘First Man’. Eva Green es astronauta en ‘Próxima’, película de Alice Winocour. Nada más empezar, Green explica a su hija pequeña cómo es la mecánica de una nave espacial. Luego se ve a Sarah (Green) entrenando en la Agencia Espacial Europea de Colonia para controlar un fuego en la nave. Tenemos a una mujer corriente tratando de conciliar su vida de madre divorciada con una hija y su deseo de ir a Marte. Y ahí está la originalidad del planteamiento, pese a las convencionalidades del espacio en la ficción. Tendrá que abandonar a su hija de siete años un año entero. Hay un entrenamiento en soledad de los astronautas. Quizá una mujer tenga que estar sola para ir al espacio.
Todo puede ser peor
A quien la serie ‘Years and years’ le pareciera inquietante puede probar con ‘Las hijas de norte’ (Alianza), de Sarah Hall, publicado originalmente en 2007, y ver que todo puede ser peor. Si sobre otros libros había dicho que convertía los pensamientos oscuros en relatos, también se puede decir que lo hace con las novelas. Todo el mundo tiene pensamientos oscuros reprimidos. Es la literatura lo que permite que salgan a la luz. Como en esta pesadilla distópica y visionaria. Gran Bretaña. Casi todo el país está inundado y los recursos controlados, hay precariedad y trabajo industrial. Además, las autoridades pretenden que todas las mujeres lleven dispositivos anticonceptivos. Hermana, que así se llama la protagonista narradora (o así la llaman), cuenta su historia desde una celda y cómo soñó con huír a una comuna de mujeres en las colinas de Cumbria. «Fui la última mujer que salió en busca de Carhullan». El triunfo del individuo en las peores circunstancias. Sarah Hall, nacida en 1974, es una de las más premiadas autoras de la nueva generación de escritores británicos.
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