Desde que Yves Saint Laurent declaró sobre las pasarelas que el azul marino sería una de las tonalidades más elegantes, han sido muchos quienes han apostado por este color para actos de gran relevancia. La última persona que se ha sumado a esta opción ha sido la princesa Magdalena de Suecia.
La ‘royal‘ dedicó el pasado domingo a presidir la gala de los Premios de la Infancia en Estocolmo junto a su madre, la reina Silvia con motivo del 20º aniversario, una cita donde se premia a quienes trabajan día a día para proteger a los niños de la violencia y el abuso. En esta ocasión el ganador ha sido Andreas Grym, quien gracias a su investigación informática sobre delitos se ha podido indentificar a un gran número de pequeños que han sido víctimas del ciberacoso y llevar a tribunales a los culpables.
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Para este evento, que lleva celebrándose desde 1999, Magdalena se ha decantado por un sencillo conjunto que podría salvarnos de cualquier compromiso estas próximas navidades: pantalón ancho y chaqueta con solapas y lazada azul marino, que ha combinado con unos salones de ante. La princesa sueca no ha necesitado ni grandes joyas ni tiaras de diamantes -solo un broche blanco con el nombre de los premios- para deslumbrar.
Por su parte, la reina ha optado por un favorecedor vestido fucsia por debajo de las rodilla y foulard estampado de la misma tonalidad, que ha acompañado de un bolso de mano de piel efecto cocodrilo y zapatos de tacón, muy parecidos a los que suele llevar la reina Isabel II de Inglaterra.
Tras su paso por Miami, este ha sido el primer acto oficial de la hija de los reyes de Suecia desde su vuelta a Europa, donde hoy mismo también asistirá junto a sus padres y hermanas a la entrega de los Premios Nobel en Estocolmo y al banquete que se celebrará más tarde en el ayuntamiento al que faltó el año pasado.
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