Si algo se puede decir de Ana María Aldón, es que la gaditana es una persona completamente entregada a los realities, y es que en su vuelta a ‘Supervivientes’ como fantasma del pasado nos ha dejado grandes momentazos. Tras pasar por la isla durante 6 días, le ha dado tiempo a conseguir pescar 55 peces y hasta a contar detalles de su íntima vida sexual a sus compañeros, pero ahora que ha regresado a la realidad no ha podido hacer recapitulación, comparar con su concurso en 2020 y acordarse de una de las pruebas más duras que recuerda: el puente de las emociones.

Ana María lo comentó con sus compañeros en la isla, y ahora que ha regresado a España, Ion Aramendi le quiso preguntar sobre ello. Al verse, Ana María se emocionaba, pero al comentar sus palabras, terminaba de romperse: «Ahora mismo yo estoy muy contenta con la vida que tengo, muy agradecida -empezaba diciendo tras revelar hace unos días que tiene un nueva ilusión en el amor-, pero eso pesa demasiado, y me duele ver a Alma cómo lleva su mochila y por no hacer daño a su madre no expresa más. Yo expresé un poco más de lo que se ha visto ahí, aunque es una ínfima parte de lo desgraciada que fue mi infancia. También me acuerdo mucho de mis hermanos, que no tuvieron ningún reproche hacia mí. Es una mochila que pesa mucho, no consigues quitártela«.

En la isla, la propia Adara también se acordaba del puente de las emociones de Ana María, y no pudo evitar decir que, a pesar de que había visto a muchos concursantes pasar por ahí, el de ella le había impresionado mucho por su dureza, y es que Ana María se abrió en canal cuando pasó por esa durísima prueba en su edición hablando de los malos tratos que sufrió, y donde reveló detalles de su infancia que tenía bloqueados en su memoria, pero que quiso dejar salir en Honduras para liberarse, empezando por el último peldaño, el del perdón: «Tengo la necesidad de perdonar a mi padre, porque era un hombre muy duro, a veces inhumano con su propia familia, pero especialmente con mi madre. Fue una bestia inhumana, durante años torturó a mi madre, y nosotros lo veíamos día tras día, los seis hijos«, recordó completamente rota.

«Desde que tengo uso de razón he querido tener un cuchillo en la mano para matar a mi padre, para ser lo suficientemente mayor y matarlo, pero nunca llegaba el día», confesaba desgarrada. «Al día siguiente me iba al colegio y agachaba la cara de vergüenza cuando veía a mi madre con la cara morada. No era justo, porque mi madre es un ángel que bajó del cielo, y no se lo merecía, ni ella ni sus seis hijos». Sin duda, unas duras declaraciones que la rompieron a ella, pero también a todos los que la escuchaban

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