Corte de pelo sin espejo: el gusto por el factor sorpresa

La tendencia por entender las experiencias de belleza como una rutina de bienestar, además de la pura estética, cada vez abarcan más campos. Todo empezó con el cuidado de la piel, con una corriente que abogaba por entender estos minutos como un tiempo de autocuidado y de reflexión en el día a día. Era la llamada psicocosmética y en su día ya resolvimos qué es y qué hay de cierto tras esta tendencia. Ahora este planteamiento se traslada a la peluquería con una forma de atender a las clientas que, contra todo pronóstico, está teniendo más éxito del esperado.

¿Y si te dijéramos que hay peluquerías en las que no existen los espejos? Este ha sido un elemento fundamental en los salones tradicionalmente pero hay una nueva forma de ejercer esta profesión que aboga por eliminarlos. Y la razón tiene que ver con dejar de minar la autoestima de las clientas. Este enfoque explica que durante la cita en el salón la clienta se ve durante varias horas -sobre todo en los procesos de color- en un plano muy recortado de su rostro, con una luz que suele ser bastante dura, la capa de corte, el pelo mojado pegado al rostro e infinitas láminas de papel de plata cayendo por la cabeza. La imagen en sí no es nada favorecedora.

A esto se suma que ante la imposibilidad de realizar ninguna actividad durante el tiempo que estamos frente al espejo, nos dedicamos a mirarnos y a analizar detenidamente el rostro, en un examen en el que damos alas a los complejos que más nos atormentan. «Desde un punto de vista científico, tenemos seis veces más probabilidades de recordar lo negativo que lo positivo, así que no importa lo fabuloso sea ese momento de revelación al final del servicio, nunca reemplazará las dolorosas horas que el cliente experimentó antes», explican desde los salones Hilton.

En algunas peluquerías de Reino Unido han encontrado para esto una solución igual de drástica que simple y parece que funciona. Se trata de eliminar el espejo de la ecuación, dando lugar a una mayor tranquilidad de la clienta en el transcurso del servicio. En algunos casos, este se usa solo como elemento de consulta al principio de la cita y, por supuesto, al finalizar, para mostrar el resultado final.

Lo importante es recordar que el elemento del espejo fue introducido en las prácticas de peluquería como una ayuda al profesional para realizar el corte y el color de la manera más precisa posible. En ningún caso la función de este cristal reflectante es que el cliente siga paso a paso el procedimiento y, por supuesto, tampoco que pase dos horas analizando detalladamente cuáles son los aspectos menos favorecedores de su cara. Y es que nuestros esfuerzos deberían ponerse en qué hacer si tenemos la autoestima baja para solucionar el problema cuanto antes.

Y, ¿puede hacer un peluquero su trabajo sin un espejo delante? En muchos caso sí. En cuanto a los clásicos cortes, solo se trata de seguir el procedimiento que a todo profesional le enseñan durante su formación. En los casos de los cortes más despeinados y acabados menos geométricos también es posible un corte de pelo sin espejo. Por ejemplo, en el caso del estilo de pelo largo que ha dominado el año pasado, o las capas texturizadas, que prometen un acabado informal y deliberadamente impreciso, los peluqueros pueden dominar estos looks sin tener que ser meticulosos con la simetría.




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