Debido a una reacción impulsiva, una gala de los Oscar que debía haber celebrado la vuelta a la normalidad después de dos años con estrictas restricciones impuestas por la pandemia, se ensombreció. Resumidamente, lo que ocurrió es que el presentador de la gala Chris Rock hizo una inapropiada broma sobre la enfermedad que sufre Jada Smith, alopecia areata. Ella ha declarado en varias ocasiones que no se siente cómoda hablando sobre la misma o cuando otra persona hace referencia a esta y esto se notó tras el chiste del cómico. Esa broma, junto con la incomodidad de Jada, provocó una desmesurada reacción de Will Smith, propinándole una bofetada delante del pasmado patio de butacas.
La violenta reacción de Will Smith corrió como la pólvora por redes sociales y abrió telediarios al día siguiente. Pero si se puede sacar algo positivo de este hecho es que visibilizó una enfermedad que sufren muchas mujeres y que, por desgracia, muchas de ellas, como Jada, viven esta caída del cabello con vergüenza e incomodidad.
«No se puede hablar de alopecia femenina en general, ya que según el apellido de esta alopecia, tendrá un comportamiento específico, unos tratamientos diferentes y unas causas determinadas», es lo primero que quiere aclarar la tricóloga y dermatóloga Alba Gómez, del Instituto Médico Ricart. Y a continuación aporta un cifra aclaratoria: «El 60% de mis pacientes son mujeres consultando por pérdida de cabello», un dato que demuestra que esta patología entraña una preocupación importante para el sexo femenino.
La alopecia de Jada Smith
Y cuando la doctora apunta a apellidos de la enfermedad, se refiere a que hay varios tipos de la misma, con causas y características diferentes. La alopecia de Jada Smith se denomina alopecia areata: «Es una enfermedad autoinmune, en la que las defensas del organismo, nuestras células protectoras, como los linfocitos, se confunden de enemigo y comienzan a atacar al folículo piloso. Este ataque genera una inflamación en la raíz del tallo piloso, interfiriendo en su crecimiento y renovación. Estos folículos inflamados no generarán cabellos, por lo que en las zonas afectadas veremos áreas sin pelo o calvas«, detalla la tricóloga.
No existe un patrón concreto en la manera que actúa esta enfermedad y tal y como cuenta la especialista, puede darse en tan solo una zona de la cabeza o en su conjunto. También puede afectar al vello corporal, a las cejas y a las pestañas. Tal como apunta la doctora esto hace que sea una dolencia muy visible y difícil de camuflar de la mirada ajena: «Se hace patente que se trata de una patología muy estigmatizante para las mujeres que la padecen». Como consejo, añade: «Cada paciente convive de una forma personal con la alopecia, y respetar su forma de enfocar la enfermedad es fundamental, tanto para los dermatólogos, como para las personas que les rodean».
¿Hay soluciones para la alopecia areata?
«Si no logramos controlar esta inflamación, no conseguiremos recuperar el cabello y la solución a nivel de tratamiento es compleja», explica la doctora. Y es que el reto es muy difícil: «Debemos frenar la actuación de nuestras defensas sobre el folículo piloso, pero sin interferir en el resto de sus funciones, vitales en el organismo para protegernos, por ejemplo, de bacterias o virus», apunta la experta. Para esto, se debe optar por tratamientos que actúen de forma local sobre esos linfocitos equivocados, tal y como se refiere a ellos la doctora. «Los medicamentos que más empleamos son los corticoides, sobre todo a nivel aplicado e infiltrado en las zonas afectadas, para limitar su actuación a este área», señala.
En cuanto a las causas, la medicina no ha sido capaz de identificar un porqué claro para esta dolencia y esta, quizás, puede ser una de las causas que genere mayor frustración. «Hay casos que se desarrollan tras enfermedades, vacunas, fármacos o situaciones de estrés importantes. En otras ocasiones no somos capaces de identificar claramente el desencadenante y simplemente ocurre», explica la especialista.
Otros tipos de alopecia
Junto con la alopecia areata, la alopecia frontal fibrosante, en la que la línea de nacimiento del cabello va retrocediendo de forma progresiva, son las menos frecuentes, pero como apunta la doctora, no por ello se les debe restar importancia.
A estas, se le añade la alopecia androgénica, de base hormonal y el efluvio telégeno, con caídas llamativas en periodos cortos de tiempo, que se suelen restablecer con el paso de las semanas. Estos dos tipos son los más frecuentes, según señala la médico: «En mi experiencia personal pueden llegar a suponer el 70% de las consultas».
En el caso del efluvio telógeno, apunta además que las consultas se han visto incrementadas desde la pandemia, ya que estas caídas de cabello temporales se han tipificado como una de las consecuencias que deja el coronavirus a su paso y se ha comprobado que afecta a más mujeres que varones, lo que ha supuesto una avalancha en las consultas.
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