El mundo de la moda lleva tiempo pensando en maneras de ser menos contaminante, pero todavía le queda mucho camino por recorrer. A finales de los ochenta nació el ‘fast fashion’, concebida con un solo objetivo: ofrecer una oferta abundante y barata mediante un sistema de producción de respuesta rápida. Ahora, sin embargo, la mayoría de las firmas apuestan por tejidos más naturales y abogan por el reciclaje de sus prendas.
Pronovias, por ejemplo, acaba de lanzar ‘Second Life’, una iniciativa que pone fin a la idea de que los vestidos de novia solo se pueden llevar una vez. La firma pone a disposición de sus clientas devolver su vestido para transformarlo sin coste adicional en uno nuevo para lucirlo una y otra vez.
Ahora que nos encontramos en plena época de rebajas, quizás deberíamos conocer más sobre el tipo de ropa que consumimos.
- La periodista Marta D. Riezu ha lanzado el libro ‘La moda justa’ (Anagrama), una invitación a vestir con ética. En su texto, muy recomendable, nos anima a tener curiosidad por nuestro armario, a saber qué materias primas son las menos contaminantes y qué prendas debemos empezar a mirar con lupa. Ella, por ejemplo, relata lo que se necesita para confeccionar tan solo un par de vaqueros: 8.000 litros de agua, la cantidad que una persona bebe en diez años.
- El impacto de la moda en el medioambiente no se detiene en el proceso de produción. Ya en nuestra casa, los microplásticos que sueltan los tejidos sintéticos al lavarse representan el 35 por ciento de la contaminación de los océanos. Lo más recomendable sería vestir fibras vegetales como el lino, que requiere poca agua y crece en suelos de baja calidad.
- Cada español genera de media al año unos diez kilos de desperdicio textil. A partir de 2025, los países de la Unión Europea estarán obligados a establecer una recogida específica de productos textiles de origen doméstico.
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