La preocupación por apuntar hacia una industria de la belleza que no perturbe el bienestar de los animales ha acelerado el desarrollo de productos que sustituyen a aquellos cuya obtención implica una intervención en este ecosistema.
La industria de la belleza se ha beneficiado desde siempre de las propiedades y beneficios de la cera de abeja: desde la formulación de los labiales, para conseguir productos hidratantes y cremosos, hasta lociones limpiadoras e, incluso, espumas de afeitar para obtener la siempre buscada sensación de suavidad. También se emplea en emulsiones para reducir las marcas de las cicatrices, para aquellos destinados al mantenimiento de las rastas y para la creación de perfumes sólidos.
Sin embargo, extraer este preciado elemento requiere una intromisión en el hábitat natural de las abejas y por esto no se considera que el producto sea «libre de crueldad animal». Esta es una razón por la que muchas personas han dejado de consumir productos que la incorporan en su formulación.
Todos ellos están de suerte hoy en día, porque aunque es imposible replicar por la mano de los humanos la miel o el propóleo -otros de los elementos que se obtienen de las abejas, a los que también se asocian innumerables beneficios-, sí es posible hacerlo con la cera.
Actualmente, ya existe la llamada cera de abeja sintética, el producto creado en un laboratorio que imita las propiedades de la que dan las abejas. Se formula con ácidos grasos y con alcoholes, todo ello se filtra para obtener un producto muy similar a la cera. Además, es mucho más barato que la cera natural y es fácil de producir a gran escala.
Este producto además de no molestar a los insectos, es un elemento apto para ser usado por veganos. Pero en este punto hay que tener cuidado porque en el mercado existen diferentes maneras de elaborar la cera sintética y algunas incorporan lanolina, una sustancia derivada de la oveja que no se considera vegana.
¿Cuáles son los beneficios de la cera de abeja?
El trabajo en laboratorio ha conseguido que esta réplica casi exacta proporcione prácticamente los mismos beneficios que la cera natural. Se puede decir que la piel es la gran beneficiada de este descubrimiento.
Otra de las grandes bazas de la opción sintética es que al no haber componentes derivados de las abejas no supone ningún riesgo para aquellas personas alérgicas al polen, a la miel o a otros productos derivados de este insecto. Lo que sí puede provocar alguna alergia son productos que se incorporan a la formulación para mejorar el olor o el aspecto de la cera sintética. Por eso, en caso de duda, lo mejor es acudir a comercializadores que distribuyan el producto en su versión más pura.
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