Cuando Germán se pone de parte de su sobrino, se genera cierta rivalidad entre Coral y Fran, que termina de una manera inesperada.
Marcelino entona el mea culpa y le pide perdón a Ismael por haber dudado de él. Además, le abre las puertas de El Asturiano.
Sin embargo, Penélope se muestra reacia a perdonar al hombre, lo que provoca las dudas de Gómez. “¿Y si me he adelantado en darle un voto de confianza? Quizá me he precipitado”, se pregunta una y otra vez el hostelero.
Por otro lado, Inés formaliza su relación con Guillermo ante los vecinos de la Plaza de los frutos. Pero su felicidad dura poco, pues siente que el abogado no está implicado del todo en su noviazgo. Lo que no sospecha es que todo se debe a la presencia de Cristina. Galán trata de hacerle ver a su ahora pareja que apuesta por su amor, pero ella sigue dudando de sus sentimientos.
Manolita, preocupada por la salud de Catalina, se enfrenta a un nuevo reto: un posible ladrón en la juguetería. La mujer no para de pensar en su hija. Lo mismo le ocurre a Pelayo, que, preocupado por su nieta, busca el consejo de Penélope. Esta habla con Ismael y le pide que le cuente que le llevó a abusar de Felipe cuando eran estudiantes.
Fran no se atreve a contarle a Germán su error en la campaña Garloblub, pero el problema de los carteles termina explotando.
A diferencia de lo que Raúl pensaba que sucedería, Germán se pone de parte de su sobrino. Esto genera cierta rivalidad entre Coral y Fran, que termina de la manera más inesperada. Al día siguiente, la chica le pide al recién llegado que deje de jugar con ella.
Entretanto, la relación entre Sonia y Medina no pasa por su mejor momento. Sobre todo, después de que el joven protagonizara una espantada tras su noche de pasión. A pesar de este encontronazo, ninguno de los dos ha perdido su buena sintonía trabajando juntos y hacen frente a su misión más complicada: conseguir pareja para Sebas.
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