La diástasis abdominal es uno de los problemas más frecuentes que padecen las mujeres tras quedarse embarazadas. Esta afección se produce cuando los músculos rectos del abdomen se separan como consecuencia de un daño en el tejido conectivo, dando como consecuencia a problemas a nivel funcional, pero también a una incómoda apariencia estética para las mujeres que la padecen.
Según apunta la fisioterapeuta Laura Rojas de En Suelo Firme, la diástasis abdominal es un problema que afecta al 66% de las mujeres embarazadas y ésta aparece sobre todo al llegar el tercer trimestre de la gestación.
Lo que sucede cuando nuestro cuerpo experimenta una diástasis abdominal es que los rectos del abdomen se separan. Es decir, cada una de las agrupaciones musculares que dan forma a la tan característica tableta de chocolate que aparece cuando estamos más en forma que nunca, se separan comprometiendo al función del abdomen.
El principal objetivo de nuestro core es mantener el cuerpo erguido y estable, por lo que si tras dar a luz emerge un problema de diástasis abdominal lo primero y más importante es acudir a un profesional que realice un diagnóstico.
«Aunque la diástasis abdominal tiene solución es muy importante conocer de cerca cada caso para ver qué solución es la idónea según el alcance. Por ejemplo, habrá casos donde con una solución conservadora formada por ejercicios de fisioterapia, cambios alimenticios y nuevas rutinas el problema se solucione, mientras que en otros puede ser necesaria una cirugía», explica Laura Rojas.
Según apunta la fisioterapeuta en su blog En Suelo Firme, el paso por el quirófano es la alternativa elegida para los casos más severos en los que, tras intentar llevar a cabo un programa de recuperación guiado por un especialista, el dolor abdominal persiste y la funcionalidad de estos músculos no parece recuperarse.
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«Aunque la finalidad principal para solucionar la diástasis abdominal es cerrar esa separación que se produce entre los rectos del abdomen, el objetivo real es que ese abdomen vuelva a ser competente y funcional. Es decir, igual tras un tratamiento no logramos cerrar del todo la diástasis, pero logramos que el abdomen sea competente ante determinados esfuerzos. Necesitamos obtener una faja abdominal que sujete toda esa zona cuando estornudemos, tosamos o saltemos», aclara Laura Rojas.
Igualmente, cabe mencionar que junto a los tratamientos más conservadores también se pueden utilizar otras alternativas que ayudan a reestablecer poco a poco el tono del core. Las fajas de diástasis abdominal, las terapias con electroestimulación o los abdominales hipopresivos son un complemento útil en muchos casos.
Vía: Women’s Health ES
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