La verdad ‘piadosa’ de Jesús Mariñas: Los fracasos amorosos nunca desanimaron a Isabel

Isabel Preysler ha cumplido setenta años, pero nadie lo diría. Están muy bien llevados tras una vida siempre regalada, constantemente admirada, jaleada y obsequiada como ha podido verse y aplaudirse en su reciente y clamorosa aparición televisiva. Muy pocas podrían decir lo mismo. Es ejemplo a seguir y hasta perseguir, aunque resultaría difícil.

Realmente única e incomparable, Preysler salió adelante de todas las contingencias, tropiezos y problemas. Pese a su tan solo aparente fragilidad, es mujer fuerte, dura y resistente. Lo hizo manteniendo tipo, ánimo y sonrisa inalterables. Nunca perdió el control porque sabía lo que hacia, una voluntad fuerte que contrastaba con su femineidad y tan solo aparente fragilidad. Cuando sus múltiples y sonados amores no funcionaron, sonreía y así despistaba creando dudas, inseguridad e incertidumbre. Maestra en la corrección y el disimulo, parecía sacada de una película americana de los cincuenta, algo así como la sublimación de Doris Day o Ginger Rogers.

Preysler podría resultar su sucesora, una diva siempre reinventada manteniendo sonrisa y coraje. Superó toda la enorme problemática permanente de sus relaciones sentimentales, alguna realmente conflictiva y dolorosa, pero nunca aparentóresultar afectada o maltrecha. Maestra del disimulo y la superación a fuerza de costumbre, pese a sus decepciones, jamás bajó la guardia y sostuvo ánimo, coraje y fuerzas. Una mujer única, diferente, temible y admirable que aprendió desde su inicial desengaño y decepción. En Julio Iglesias nunca creyó como artista –¡Lo que hay que ver si compartíancama y felicidad!–, ni su triunfo mundial varió tal criterio. Con Julio Iglesias tuvo a sus tres hijos: Chábeli, Julio José y Enrique, que han heredado lo bueno y lo malo de mami.

Aún nos darán mucho que hablar y que escribir evocando cuando iba de fiesta en fiesta y resultaba única e insuperable entre nuestras ‘madamas’. Suma y sigue, contaremos su fuerte amistad con Mona Jiménez, en tiempos decisiva en la jet capitalina y que tanto la ayudó a colocarse. Es historia, lances y momentos que no merecen ser olvidados como claves de nuestra historia social.

Isabel es capítulo importante, fundamental y decisivo. Lo que se perdió Julio, podría darle para otra canción lamentadora cual ‘Por el amor de una mujer’. Anímate, Julito.


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