QUÉ HA PASADO
• El plan de Sirin fracasa.
• Bahar debe realizar un último trabajo para Cem.
Cuando Bahar está a punto de acercarse a Kismet, Sudan, la madre de uno de los compañeros de colegio de Nisan y Doruk, la ve y la saluda. “Lo siento, estás confundida. Soy Ayse Canoglu”, afirma la mujer mientras deja caer su bolso. La abogada se da cuenta y se agacha a cogerlo para hacer el intercambio. Acto seguido, finge un choque con uno de los camareros y Bahar aprovecha el escándalo para salir corriendo.
A la mañana siguiente, Emre le cuenta a Arif que está nervioso porque va a conocer por fin a su hijo: “Es el del padre con antecedentes y no le ha dolido entregármelo. Además, ha aceptado dejarnos a Arda a cambio de diez dólares”.
Kismet promete a Bahar protegerla de Cem
Kismet se presenta furiosa en el concesionario: “¿Te has vuelto loco? ¿Por qué metiste a Bahar y a Ceyda en el negocio? Te dije que podías usar solo a Bersan”. Cem le recuerda que es él quien decide lo que hacer y le recuerda que no puede casarse con Emre: “Me he cansado de verte con él. Sabes que tu vida y la mía no pueden ir por separado”.
Más tarde y a su llegada al despacho, la abogada ve a Bahar esperándola y hablan sobre el acto benéfico. “Fui allí para conseguir información sobre un caso, pero me tendieron una trampa”, miente Kismet. Luego, convence a la hija de Hatice de que confíe en ella y le dé toda la información que tenga sobre Cem: “No permitiré que te pase nada”.
En el puerto, Ceyda y Raif desayunan juntos y su complicidad es cada vez más evidente. “Estoy contigo y me siento bien. Me olvido de la silla de ruedas”, afirma él. Para ese entonces, Fazilet ha recuperado sus joyas, gracias a la foto que le envió Sirin, y espera a que llegue Ceyda para hablar a solas con ella: “No quiero que pises esta casa nunca más, estás despedida. Te irás y no le dirás nada a Raif o puedes olvidarte de la educación especial para Arda”.
Ya en Tarlabasi, la mujer se desahoga con Bahar y reconoce que el joven Ascioglu le gusta. A unos metros de allí, Emre se reúne con Satilmis. Dursun, cegado por la ambición, rompe su acuerdo a última hora: “Quiero cien mil dólares o me llevo a mi hijo”.
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