Rocío Carrasco, sobre su intento de suicidio: »No quería volver a sentirme mala madre»

El último episodio de ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’, titulado ‘Punto de partida’, recoge los momentos más destacados de la vida de Rocío Carrasco entre los años 2019 y 2020. El relato comienza el 5 de agosto de 2019, justo el día en el que la hija de Rocío Jurado intenta quitarse la vida tras enterarse que su hija va a intervenir en ‘GH VIP’ para defender públicamente a Antonio David Flores. “Antes del 5 de agosto ponen en mi conocimiento que mi hija va a ir a defender a su padre al plató de ‘Gran Hermano VIP’ porque él entra en el programa. En ese momento no estoy bien emocionalmente por todo lo que llevo pasado. Llevo en tratamiento psiquiátrico y psicológico desde el año 2011 con un tratamiento fuerte y con un diagnóstico bastante fuerte. Esto no lo digo yo, lo dicen varios profesionales”, señala la protagonista del documental.

El miedo a ver a Rocío Flores en televisión provocó que le vinieran a la mente todos los oscuros episodios vividos en el pasado. “Yo no veía a mi hija desde julio de 2012. Siete años… No estaba preparada para verla a ella y lo que iba a defender. No quería volver a sentir miedo, volver a sentir vergüenza y sintiéndome cuestionada por todo el mundo. Y no quería seguir viviendo en esas circunstancias. Y ese día 5 de agosto decidí que no quería seguir viviendo. Ese día determino que no puedo, que es superior a mis fuerzas, que yo no quiero volver”, continúa diciendo, rota de dolor.

“No quería levantarme de la cama, no quería seguir viviendo de esa manera. Y la única manera de que terminara era quitándome del medio. Porque es algo que no tiene fin. No le veo el final a esto. No veo que nadie haga nada. Solamente pedía que no pudiera volver a seguir maltratándome. Era lo único que pedía. Y eso no es así. Y veo que se va a volver a repetir. Y decido no seguir con mi vida”, confiesa.

Me tomé varias pastillas diferentes. Me salvó Fidel, que fue quien entró en la habitación porque yo no me levantaba y entró y me vio. Me llevó al hospital… Yo no recuerdo nada de lo que pasó en esas horas, ni sé los tiempos, ni sé lo que contesté ni cuándo le contesté. Luego sé que dije una medicación que era lo que yo tomaba habitualmente, sedantes, ansiolíticos, medicamentos para ataques de pánico”.

“Cuando me preguntaron en urgencias digo que yo no quiero seguir así, que no puedo con lo que está haciendo el padre de mis hijos conmigo. Recuerdo que en un primer momento digo que me da igual no haberlo conseguido, que lo voy a conseguir y que siempre me quedaba el Puente de Segovia para tirarme. De ahí me ingresan en otro hospital especializado que tenía una planta para eso”, explica Carrasco.

Tras su intento de suicidio, la madrileña se da cuenta de la locura que estuvo a punto de cometer, sin tener en cuenta cómo eso iba a afectar a la vida de sus allegados. “Me doy cuenta de lo que he hecho y me doy cuenta de que era una soberana putada para los míos. En ese momento, no pensé en nada ni en nadie. Solo pensé que no quería volver a pasar por lo mismo ni ver el odio en tu hija. No quieres volver a sentirte mala madre ni a sentir que has perdido las dos cosas más importantes de tu vida”, sentencia.

“No quieres volver a ver el odio en tu hija. No quieres volver a sentirte mala madre. Y que no quieres volver a verlo reflejado en los medios de comunicación mientras estás cenando en tu casa […] Es una acción cobarde, es una acción egoísta y es una situación de la que me avergüenzo, pero es la puta realidad”. A su vez, Rocío Carrasco explica que se fue sin que le dieran el alta, para luego pasarse un mes y medio llorando por lo que había intentado hacer.


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