La última vez que vimos posar sonrientes a Sofía Palazuelo y su marido, Fernando Fitz-James Stuart, fue cuando presentaron ante las cámaras a la pequeña Rosario, su primera hija. La felicidad que se respiraba en aquel día de septiembre del año pasado nos hizo olvidar de nuevo que no todo es una balsa de aceite en la vida de los duques de Huéscar. Pero la duda, en realidad, quedó en el aire: ¿conocería el abuelo materno a la recién nacida o no sería invitado a ese evento como no lo fue a la boda de la apreja? Y la respuesta a esa pregunta solo la conocen los allegados a la pareja y los juzgados, porque este es un cisma familiar con fortuna y juicio de por medio.
Los padres de Sofía Palazuelo, la experta en arte Sofía Barroso y el inversor inmobiliario Fernando Palazuelo Basaldúa, se encuentran enzarazados en una batalla judicial desde hace años que no promete resolverse rápidamente y en la que está en juego una fortuna de 50 millones de euros. Desgraciadamente para el padre de la saga Palazuelo (el mismo que no fue invitado a la unión de su hija con la casa de Alba) ninguno de sus hijos se ha posicionado a su favor en esta pelea.
El caso tiene sus orígenes en 2005, cuando Sofía Barroso se traslada de Palma, sede de la empresa familiar, a Madrid con sus cuatro hijos: en aquel momento parece ser que ya sabía que su marido le era infiel con una arquitecta peruana. A pesar del desengaño sentimental, Fernando Palazuelo continúa siendo el gestor de la empresa familiar Arte Express S.A. y decide expandir el negocio a Perú. Hasta el desplome de la burbuja inmobiliaria, la combinación de coleccionismo de arte y rehabilitación y venta de edificios que ofrecía el negocio de los Palazuelo les había proporcionado una buena fortuna, pero cuando el empresario pasa más tiempo en Lima que en España comienzan los problemas.
En Lima Fernando Palazuelo no solo tiene una vida paralela con su nueva pareja, Luciana Soldi, con la que además tiene una nueva hija, sino que emprende otra forma de hacer negocios. En 2012 Sofía Barraso se divorcia y en 2017 demandó al empresario ante un tribunal de Palma.
En su demanda Sofía Barroso alega que este se aprovechó de su condición de administrador de la empresa familiar para derivar los beneficios de la misma a las nuevas empresas peruanas a través de un entramado de cuentas en paraísos fiscales y empresas fantasmas. Y no solo desvió los fondos, también dejó de pagar los impuestos correspondientes en España (se calcula que debe 4,9 millones de euros a hacienda) y pidió a su exmujer dinero de su herencia personal para «invertirlo» cuando sabía que esas inversiones nunca reportarían beneficio en la empresa española que al final tuvo que ir a concurso de acreedores. En total, Sofía Barroso estima un daño de 50 millones de euros.
En agosto de 2019 dos de los hermanos de Sofía Palazuelo, Fernando y Jaime, declararon en el juzgado en contra de su padre. Precisamente fueron ellos los que descubrieron el plan paterno cuandotrabajaron durante tres años en Perú a trabajar en el entramado de empresas paterno. Según su relato ante la jueza, cuando descubrieron las inyecciones de capital de la empresa española a las peruanas pidieron explicaciones a su padre y este respondió ofreciéndoles más sueldo. Al rechazar la oferta paterna FernandoPalazuelo despidió a sus hijos que volvieron a España.
En este momento la Audiencia de Palma está decidiendo si este caso debe ser juzgado en Palma o en Madrid, pero lo que está claro es que la batalla legal de los Palazuelo va para largo.
Fuente: Leer Artículo Completo