La amenaza más fuerte de Antonio David a su hijo

Rocío Carrasco no ha podido más que derrumbarse al recordar a su hijo David, al que no ve desde hace casi seis años. Según el relato que ha ofrecido en el décimo capítulo de ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’, David Flores rompió la estrecha relación que mantenía con su progenitora después de que Antonio David y Rocío Flores ejercieran sobre él un chantaje emocional continuado en el tiempo para conseguir que se alejara de ella.

Uno de estos episodios se produjo durante un viaje en coche, donde según la presentadora, su ex llegó a amenazar a su hijo con dejarlo tirado en el arcén si seguía defendiendo a su madre. “Me contó que el padre y su hermana le habían llevado a algún sitio. Con su papi y con Ro, la llamaba así o la niña, ‘la niña esta’ cuando se mosqueaba”, comenzó diciendo.

Me dijo que su padre y su hermana estaban hablando de mí, pero que cuando él dijo que no dijeran eso de mí porque eso era mentira, su padre le dijo que si volvía a hablar bien de mí o volvía a defenderme se bajaba del coche y se iba andando. David ahí tenía 17 años. Sería a principios de 2016 y estaba muy próximo a ocurrir lo que luego ocurrió”, añadió, haciendo referencia a que ese verano su hijo se instaló en Málaga con su padre, Olga y sus hermanas para no volver nunca a casa de su madre. Fue solo dos meses y medio antes de la boda de su madre con Fidel.

Cantos de sirenas

Dentro del supuesto chantaje que Antonio David Flores sometió a su hijo, también encontramos falsas promesas que hacían que no quisiera estudiar y que prefiriera estar con su progenitor. “Él me decía: ‘Mi padre me ha dicho que me va a grabar un disco con fulanito, que me va a llevar a ‘La Voz’, que no tengo que estudiar», recuerda la hija de Rocío Jurado.

Esto produjo que el comportamiento del “enano”, como llama Rocío Carrasco cariñosamente a su hijo, cambiara de manera drástica, mostrando una actitud completamente diferente. «Se volvió un niño arisco, reaccionario, en cierta forma desagradable en la forma de hablar. Yo le decía ‘David, mañana tenemos examen de historia, qué es lo que te sabes’. Y me decía que no iba a estudiar. Y el ‘Yo no voy a estudiar iba subiendo de tono'», sentencia.


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