Rocío Carrasco señala a la herencia de su madre como el detonante de su mala relación con su familia

En las anteriores entregas de su serie documental, Rocío Carrasco dejaba entrever que el detonante de la mala relación con su familia podría estar relacionado con el testamento de su madre, la inolvidable cantante Rocío Jurado. Una realidad que se ha puesto de manifiesto con la emisión del octavo capítulo de ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’. En este episodio, Rocío Carrasco recuerda que, durante la apertura del testamento, el 25 de junio de 2006, estuvieron presentes varios miembros de su familia más cercana. “Nos llaman a todos y nos dicen que estemos en casa de mi madre y fuimos mi tía Gloria y su marido, Amador y su mujer, José Ortega Cano, la albacea y yo”, señala. “Estábamos los que teníamos que estar. Bueno, tampoco los que tenían que estar”, añade, dejando entrever que hubo más personas de las que a ella le hubiese gustado, como, por ejemplo, Rosa Benito.

“A partir de ese día con mi familia termina explotando. Cada uno termina por un sitio. Algunos juntos y otros por nuestro camino. Se unen a la persona que más daño le ha hecho a su hermano en vida a su mujer, a su sobrina y a la hija de tu mujer. El que va fardando de que lo querían mucho y que moría con él y todo ese tipo de cosas. La tenían que matar antes de que él viera un duro”, explica sobre la mala relación con su familia. Sobre el motivo de que la Jurado no dejara nada a sus nietos, señala: “Ella considera que no debe hacerlo”.

La herencia de Rocío Jurado

Según se tiene constancia, Rocío Jurado dejó a sus herederos una fortuna que ascendería a los 7 millones de euros. En el reparto la mayor beneficiada fue su hija biológica, Rocío Carrasco, que se quedó con sus pertenencias profesionales y personales, así como con su patrimonio musical. Además, recibió una propiedad en Chipiona, otra en Miami, una tercera parte de la casa de La Moraleja y la mitad de un inmueble que tenía junto a su viudo, José Ortega Cano.

Por su parte, este recibió en usufructo un tercio de los bienes y la ganadería ‘Yerbabuena’. Sus otros dos hijos, Gloria Camila y José Fernando, los dos tercios restantes de la casa en La Moraleja. Gloria, tía de Rocío Carrasco, le perteneció una casa en Chipiona mientras que Amador tuvo que conformarse con una nave industrial en San Sebastián de los Reyes.


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