"¡Tenemos que ir allí sin falta! (…) Juanito, no dudes, por favor. Debemos movernos con diligencia". El 25 de septiembre de 1962 las lluvias torrenciales arrasaron la comarca catalana del Vallés Occidental causando cerca de un millar de muertos. Los príncipes Juan Carlos y Sofía acababan de regresar de su Luna de Miel y se habían instalado en Estoril, en Carpe Diem, la casa que les había prestado el secretario personal de Don Juan, Ramón Padilla. Doña Sofía insistió en recorrer los 1.300 kilómetros que separan la localidad portuguesa de Barcelona para apoyar y consolar a los familiares de las víctimas. Y acabó convenciendo a Juanito, como le llama desde que se conocieron en 1954 el crucero Agamenón en el que se selló su destino. La visita fue un acierto. Los jóvenes príncipes, unos completos desconocidos en el país en el que aspiraban a reinar, se adelantaron al Jefe del Estado, el dictador Francisco Franco. El viaje marcaría la tónica de sus 40 años de reinado.
El pasaje pertenece a La última reina (La esfera de los libros), el libro que publica hoy la periodista y experta en realeza e Historia Carmen Gallardo. La autora insiste en subrayar que se trata de una novela para la que se ha documentado de forma rigurosa durante años. Con ella, la autora de La reina de las lavanderasha querido ofrecer un retrato psicológico de doña Sofía "a través de documentos gráficos, biografías, textos, reportajes y, sobre todo, de una observación exhaustiva del personaje", explica la escritora, que repasa acontecimientos históricos recientes -el título arranca con la abdicación de don Juan Carlos y la proclamación de Felipe VI y acaba el verano pasado en Palma de Mallorca donde, a juicio de Gallardo, la reina fue injustamente apartada de la agenda- y también su boda en Atenas, su llegada a España y su relación con la familia Franco, la muerte de su madre Federica de Grecia, Freddy y, naturalmente, su compleja relación con el rey.
De hecho, La última reina arroja luz sobre algunos de los pasajes más desconocidos de la vida de la reina: su polémico viaje a la India en 1975 a visitar a su madre y a su hermana Irene en plena crisis matrimonial. "Doña Sofía se llevó a las infantas Elena y Cristina y al príncipe Felipe, lo que le valió una severa reprimenda por parte del presidente del Gobierno Adolfo Suárez, quien le recordó que no se podía marchar de España así como así con sus hijos. Que éstos pertenecían a la Corona, sobre todo el heredero", revela Gallardo, que ha llegado incluso a profundizar en la filosofía del gurú de Federica e Irene en Madrás para la elaboración de este libro. Mahadevin, cuyas enseñanzas holísticas han influido enormemente tanto en la tía Pecu, como se la conoce familiarmente, como en la reina.
El de Suárez fue por cierto el único incidente político de doña Sofía. "No me consta otro, salvo quizá el de aquellas declaraciones sobre el matrimonio gay. La reina ha sido una persona exquisita, ha cumplido perfectamente su papel a pesar de que pareciera ese personaje lejano en contraposición a la cercanía de su marido. Es una reina, y como tal ha actuado. Y lo ha sido las 24 horas al día. Una cosa es ser reina y otra, trabajar de reina", desliza la escritora.
Es más, una de las novedades del volumen es precisamente la de retratar a una reina Sofía que, además de cumplir con su papel a la perfección, fue una mujer tremendamente moderna y cosmopolita en la España franquista. "Desde el principio, doña Sofía se esforzó en implantar valores que ahora están muy en boga, pero que entonces resultaban chocantes: el amor a los animales, el vegetarianismo… Ella llegó a España con esas costumbres. Dejó de comer carne cuando murió su padre, el rey Pablo, y de niña correteaba por los jardines del Palacio de Tatoi con su mascota, un corderito, o acompañaba a sus padres a las aldeas más remotas montada en un burro", enumera la autora, a quien le ha gustado especialmente "recrear los pasajes de su infancia en los que la familia se reunía alrededor del padre a tocar el piano".
Efectivamente, tanto doña Sofía como su hermana heredaron la pasión por la música del rey Pablo, una figura capital en sus vidas. "Siempre se le ha presentado como un personaje apacible, culto, espiritual. Encuentro cierto paralelismo entre él y el padre de Isabel II, Jorge VI, otro hombre que no estaba destinado a reinar y que se encontró con el trono de forma inesperada, sin haber sido educado como el heredero".
Ese el quid de la cuestión que trata de dilucidar Carmen Gallardo en su novela: una reina, ¿nace o se hace? De ahí el título de la novela. "Doña Sofía es la última reina de una estirpe, de un modelo, de unas serie de familias reales que actuaban bajo un prisma que ya ha desaparecido. Igual que la muerte de Felipe de Edimburgo ha significado el final de una era, doña Sofía es la última reina. Consorte, ojo. Monarcas quedan Isabel y Margarita de Dinamarca, apunta la escritora en alusión a esas dinastías "por cuyas venas solo corría sangre azul, por más que supiesen que es roja, y en las que el deber primaba sobre el amor. Además, ella ha mantenido la parte de magia y de misterio inherente a las monarquías. Y eso es muy importante. Si es todo cotidiano, estamos hablando de otra institución", reflexiona la periodista.
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La vida de la reina Sofía en imágenes: de Atenas a Zarzuela
¿Y qué pasa con doña Letizia? Carmen Gallardo ha evitado comparaciones en su libro, entre otras cosas porque opina que "establecerlas es una locura. Y esto no es un ataque a Letizia, pero por su estración social, su educación y su personalidad me parece absolutamente innecesario". Otro de los tópicos de los que huye la autora es el de la reina Sofía sufridora e infeliz. "Ella ha conseguido su objetivo: la Corona. Trabajó codo con codo con su marido para recuperarla, cosa que hicieron, la defendieron con ahínco hasta convertirla durante años en una las instituciones más valoradas. Todos sus sacrificios lo fueron para asegurar la corona de su hijo… Y de Leonor. Y este es el objetivo de un miembro de una casa real, mantener la dinastía", advierte Gallardo, que cree ver además la mano de doña Sofía en la elección del internado de Gales en el que estudiará la princesa de Asturias. "Un centro multicultural, abierto a todas las religiones, de la misma organización del internado de Salem en el que ella se educó".
En La última reina también hay espacio para esa doña Sofía amante de la cultura "que nunca ha renunciado a formarse. Es más, cuando llegó a España en 1963 se matriculó en Humanidades y durante un año fue cada sábado a clase a la Universidad Autónoma de Madrid", cuenta Gallardo. También para la que disfruta organizando viajes con su reducidísimo círculo de amigas: su hermana Irene y la princesa Tatiana Radziwill, nieta de María Bonaparte. Un personaje fascinante que pide a gritos un spin-off.
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