No era imposible imaginar unos Grammy que arrancasen con una sensual actuación de Harry Styles, ni siquiera antes de la pandemia. Pero en el momento en el que la cámara que filmaba los Premios Grammy 20201 pasó de Harry a Dev Hynes (más conocido como Blood Orange) empuñando un bajo de color rojo, quedó claro que las próximas horas iban a ser muy diferentes de casi todo a lo que nos tenía acostumbrados la gran noche de la música.
Por primera vez en años, los Grammy presentaron un espectáculo tan divertido como fascinante independientemente de los premios. Pese a que el show tuvo lugar en exteriores, la noche tuvo un acabado impecable. Quizás el mejor ejemplo es cómo consigueron transmitir de forma efectiva la energía seductora y fluida de BTS, que actuaron casi al final de la noche. Pero la excelencia de la gala también se hizo notar en los momentos menos complicados, como el segmento de candidatas del country en el que actuaron Mickey Guyton, Miranda Lambert y Maren Morris; o el bosque de cuento que enmarcó la actuación de Taylor Swift.
Pero, en el fondo, la noche existía para que Megan Thee Stallion demostrase el carisma que la ha convertido en una supernova cultural con la ayuda de algunos versos increíbles y unos cuantos memes alucinantes. Ganó el premio a Mejor Nueva Artista y no podía ser más merecido, así que los otros premios que se llevó por Mejor Actuación y Mejor Canción de Rap sirvieron para que tuviese un par de oportunidades más de hablar de sus motivaciones filosóficas y emocionales para rapear, incluyendo unos cuantos saludos a su ciudad natal, Houston, que no atraviesa su mejor momento. La actuación de Megan, eso sí, fue 100% Las Vegas, con monos ajustados de diamantes y plumas por todas partes durante su enérgica interpretación de Savage. Para cuando se le unió Cardi B para cantar juntas W.A.P., el escenario se convirtió en una realidad aumentada de inspiración vaporwave donde había una cama gigante, mucho taconazo y proyecciones de cabezas de Cardi B de seis metros.
Inluso Billie Eilish, que volvió a ganar el premio a Mejor Grabación del Año (por Everything I Wanted) admitió que habría preferido que el premio se lo llevase Megan por Savage. Aún así, la mayor ganadora de la noche fue posiblemente Beyoncé, que se convirtió en la mujer más premiada en la historia de los Grammy con 28 premios. Anoche se embolsó el de Mejor Actuación de R&B por Black Parade, el de Mejor Vídeo Musical por Brown Skin Girl [y con el que su hija Blue Ivy se llevó su primer Grammy con tan sólo nueve años] , y el de Mejor Canción de Rap por Savage, su colaboración con Megan.
Todavía quedaban otras cuantas sorpresas. Por ejemplo, Taylor Swift alzándose con el premio a Mejor Disco del Año por Folklore, su álbum lanzado sorpresa el pasado mes de julio, algo que no estaba ni mucho menos garantizado pese a que Swift ya se ha llevado el galardón dos veces (por Fearless en 2009 y por 1989 en 2015). H.E.R., la eterna candidata, se enfrentaba a tres pesos pesados a canción del año: Circles, de Post Malone; Cardigan, de Taylor Swift; y Don’t Start Now, de Dua Lipa. Aún así, se llevó el premio a Mejor Canción del Año por I Can’t Breathe, una sentida oda a las protestas por la injusticia racial del año pasado.
La edición de anoche de los Grammy, la número 63, tenía que haberse celebrado el pasado 31 de enero, justo cuando Los Angeles atravesaba una de las peores olas de la pandemia. Fue cancelada al considerarse que era demasiado temeraria, y ese aplazamiento llevó a que buena parte de la música que optaba anoche a los premios viniese del lejano 2019. Y, sin embargo, el espectáculo tuvo más ritmo que las galas habituales, aunque fuese un poco excesivo en cuanto a duración.
Para compensar el no tener un público como tal, los Grammy se dedicaron a enfocar a los artistas presentes haciendo de público para sus compañeros. Eilish fue la primera en aparecer, y su obvia admiración por Harry Styles hizo que la cosa quedase más natural. Para cuando Styles hizo de espectador de las Haim (amigas en común con la mentora de Styles, Stevie Nicks), la elección ya hacía olvidar la costumbre de los premios pre-covid de buscar la mejor reacción entre el público. Post Malone asentía en una esquina a la actuación de Megan y Cardi, algo que mostraba más conexión con el público televisivo de lo que cualquier presentadora podría conseguir. Y tras un cambio de escenario (tras el premio a Savage, de Megan y Beyoncé), Post subió al escenario a interpretar el tema principal de Hollywood’s Bleeding, su álbum de 2019 candidato a Disco del Año.
Aunque también hubo un par de esas colaboraciones entre artistas que no tienen nada que ver a las que llamamos "Momentos Grammy", no parecieron muy forzadas. John Mayer ocupó bien el papel de Hozier en el dueto de Maren Morris The Bones. Tras un año de devastación emocional en toda la industria musical, ver a Lionel Richie rendir homenaje a su amigo y colaborador Kenny Rogers con Lady y The Gambler, o a Brandi Carlile con una tierna versión de I Remember Everything de John Prine no sólo parecía algo merecido, sino necesario.
Fue muy adecuado que le correspondiese a Megan Thee Stallion resumir toda la carga emocional. "Sin Dios, ninguno estaríamos aquí, y quiero felicitar a todos los nominados porque todas las canciones son maravillosas", dijo al recoger el premio por Savage, junto a una sonriente y silenciosa Beyoncé: "La música de verdad nos ha ayudado a salir adelante durante la pandemia”
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