En Estados Unidos, donde no hay aristócratas con los que nutrir las páginas de gossip, las celebrities son la nobleza y sus hijos también. Gracias a esta ley no escrita, por ejemplo, Ella Emhoff acaba de ascender a lo más alto del escalafón aristocrático convirtiéndose en algo así como una duquesa gracias a que su Kamala Harris ahora es Vicepresidenta del país. La recién estrenada posición política de su madrastra le ha valido a Ella las simpatías de una legión de admiradores que comentan con gusto sus fotos en Instagram posando con vello en las axilas y pantalones de punto tejidos por ella misma.
Pero esta luna de miel que vive Ella en Instagram no dudará para siempre. Si algo hemos aprendido de los verdaderos reyes y reinas del papel couché del otro lado del océano es que cuando la fama planetaria de tus progenitores ya existe desde antes de tu concepción tus redes sociales van a ser un infierno. En nuestras mentes aún queda el triste recuerdo de Twitter haciendo bullying a Blue Ivy, la hija de Beyoncé, cuando asistió por primera vez a una entrega de premios con sus padres. La niña tenía cuatro años. Cuatro.
Esta semana hemos asistido a otro episodio desconcertante protagonizado por la hija mayor de Madonna, Lourdes Leon, su cuenta de Instagram y los fans de su madre. La joven de 24 años se abrió una cuenta en Instagram esta semana, hizo tres publicaciones, tres, y llegaron el aluvión de comentarios… sobre su madre.
El acoso al hijo del famoso en las redes es una constante en EE.UU. París Jackson, la hija de Michael Jackson a la que el mundo vio la cara por primera vez con 11 años en el funeral de su padre cuando se acercó al micro para defenderlo, ha vivido estos ataques como una constante que ha desestabilizado en más de una ocasión su estabilidad mental. Así lo confesó en una entrevista a la revista Rolling Stone: «La libertad de expresión es genial. Pero no creo que nuestros Padres Fundadores predijeran las redes sociales cuando crearon todas estas enmiendas y esas cosas».
Otra que lleva sufriendo los comentarios maliciosos de los críticos básicamente desde que nació es Willow Smith, la hija de Will Smith y Jada Pinkett Smith, que ahora tiene 20 años, pero que cuando contaba con tan solo 15 tuvo que soportar que en el New York Post publicara una columna en la que, entre otras lindezas, se la tachaba de narcisista, pretenciosa, insípida, descerebrada y monstruo de ego aterrador porque había publicado un post en Instagram en el que decía las mismas tonterías que pude decir Gwyneth Paltrow sin despeinarse cada mañana, solo que Gwyneth no es menor de edad.
Convivir con este tipo de presión no debe de ser fácil y Lourdes Leon ha buscado su propia solución al problema: si te metes en mi Instagram a hablar de mi madre, te voy a contestar y no precisamente como crees. Si dices que mi madre sacó una pieza maestra llamada Hard Candy (un comentario irónico porque está considerado el peor disco de la ambición rubia), te mando de malos modos a freír espárragos; si me preguntas si voy a tener carrera musical te respondo que voy a cantar en tu funeral; si me dices que qué va a pensar mi madre de las fotos que cuelgo en mi Instagram, te contesto que qué piensa la tuya de que no le laves el culo… y así hater por hater. La mejor defensa, es un buen ataque, eso y desactivar los comentarios, que es lo siguiente que ha hecho Lourdes Leon.
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