Trajes de Chanel, Balenciaga y Givenchy ‘made in America’, manguitos de marta cibelina y sombreros ‘pillbox’: cómo -y quién- convirtió a Jackie Kennedy en la primera dama más elegante de la historia

Cuando Carla Bruni-Sarkozy protagonizó una de las noticias más sorprendentes de los últimos tiempos al convertirse en primera dama de la República francesa, teniendo por tanto que representar al país junto a su marido, Nicolas Sarzkozy, ante los ojos del mundo, lo tuvo claro: su modelo a seguir -al menos, estilísticamente- sería Jacqueline Kennedy (Nueva York, 1929-1994). Para ello no se privó ni del pillbox, el sombrerito tipo casquete que popularizó Jackie en la década de los 60. Si la entonces primera dama de los Estados Unidos se los encargaba a Halston; durante su etapa en el Elíseo entre 2008 y 2012 Bruni-Sarkozy recurrió a Dior.

Hace cuatro años, otra primera dama tan inesperada -o quizá más- que Bruni-Sarkozy tuvo que afrontar el día de la investidura de su marido como cuadragesimo quinto presidente de los Estados Unidos sin que ningún diseñador mostrase demasiado entusiasmo por vestirla. ¿Qué sucedió? Pues que Melania Trump se inspiró, nuevamente, en Jackie Kennedy. Sin pillbox, pero con guantes hasta el codo, la exmodelo de origen esloveno escogió un sastre de cashmere de color azul bebé de Ralph Lauren que WWD calificó como "sesentero y ultra chic". De hecho, numerosos medios de comunicación la compararon con Jackie.

No cabe duda de que Jakie Kennedy fue, es y será la primera dama mejor vestida de la Historia, o cuando menos aquélla en la que se fijan todas las demás -incluida Ri Sol-ju, la enigmática consorte del dictador norcoreano Kim Jong-un– para ofrecer un aspecto impecable. Pero, ¿cómo se convirtió esta socialite de la Costa Este en el summum de la elegancia? Pues -y a pesar de que contaba con una base inmejorable- con ayuda: la de Diana Vreeland.

En sus memorias D.V, publicadas en España por la editorial Superflua, la editora de moda evoca sus conversaciones poco después de que John F. Kennedy ganase las elecciones presidenciales. "Recuerdo a Jackie Kennedy, justo después de que se mudara a la Casa Blanca, contar cómo era vivir allí. No había flores por ninguna parte, no había dónde sentarse, no se esperaba a nadie. era horrible. Ni tan siquiera era como un club de provincias, si saben a qué me refiero: sencillo". Vreeland, que entonces dirigía la revista Harper’s Bazaar, cuenta que "todo eso cambió con los Kennedy", hasta el punto de atribuirles la llegada del "buen gusto" a la Casa Blanca… Y al país entero. "Antes de los Kennedy el buen gusto nunca fue el fuerte de los Estados Unidos modernos", asegura. Y añade: "Desempeñé un pequeño papel en esto".

Efectivamente, Vreeland orientó a la primera dama hacia diseñadores americanos como Norman Norell, quien se inspiraba en los modistas europeos favoritos de la primera dama –Chanel, Balenciaga y Givenchy– para realizarle modelos que parecían recién salidos de sus talleres, pero que habían sido confeccionados enteramente en los Estados Unidos. Todo, después de que durante la campaña presidencial Jackie lamentase en una carta: "Debo empezar a comprar ropa americana y saber dónde la compro. Se han publicado varias historias en los periódicos sobre mí encargando ropa de París y de la Sra. Nixon arreglándose la suya en una máquina de coser".

Siguiendo las indicaciones de la editora de moda, el día de la toma de posesión de JFK Jackie llevó un manguito de marta cibelina para protegerse del frío, pero no solo. "También pienso que los manguitos son románticos porque están relacionados con la historia", relata Vreeland en sus memorias. Ese día Jackie escogió un abrigo azul de Oleg Cassini y un pillbox de Halston.

De Cassini -ferviente demócrata y hermano del columnista de sociedad Igor Cassini, uno de los más leídos del país- era también el vestido con el que posó en la histórica sesión de fotos a cargo de Richard Avedon que se publicó en Harper’s Bazaar poco después de su llegada a la Casa Blanca, y en la que también participó el presidente electo y los dos hijos de la pareja, Carolina y John-John. Un documento inédito que hizo correr ríos de tinta. "He leído Newsweek y estoy furiosa. Todo el mundo se pregunta cuál es el motivo del reportaje, y dan las explicaciones más variopintas. Nadie dice que la única y verdadera razón eres tú", le escribió Jackie a Diana Vreeland días después de su publicación. Una forma de reconocer que, efectivamente, Vreeland "tuvo algo que ver" en el camino de Jackie hacia la gloria. De hecho, y como contó Cassini en su día, fue ella quien creó el mito de Camelot, que es como se comnoce a la Casa Blanca de la era Kennedy. "Ella era la que tenía el tiempo, las ganas y el gusto".

Meses después de la toma de posesión de JFK la familia posó en las páginas de la revista que entonces dirigía su buena amiga Diana fotografiados por Richard Avedon. "Hoy me enfurecí al leer Newskeek. Todo el mundo se pregunta que por qué hemos escogido Harper’s Bazaar para nuestro primer reportaje fotográfico, y han invetnado mil razones para explicarlo. Nadie ha acertado con la buena: la única razón eres tú".


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