En cuestión de pelo todas ansiamos lucir una melena brillante, suave y con volumen. Por eso siempre que comenzamos a usar un champú nuevo observamos con lupa cómo nos queda el pelo inmediatamente después del lavado y cómo está transcurridos unos días. Si con tu última adquisición capilar has tenido una sensación de suavidad extrema, incluso antes de aplicarte el acondicionador o la mascarilla, pero has notado que se te ensucia más rápido que otras veces, lo más probable es que se deba a que tu champú incluya siliconas en su formulación.
Últimamente se ha hablado bastante se los champús sin sulfatos pero, ¿qué pasa con los que contienen siliconas? Estas bloquean la evaporación del agua para mantener su hidratación, pero esa acción oclusiva impide que otros ingredientes hidratantes penetren en profundidad. Las siliconas son capaces de hacer que tu pelo sea sedoso y, además, evitan que se encrespe. Sin embargo, la película que forman sobre la fibra no solo dificulta la penetración de activos, sino que con el tiempo puede provocar acumulación de producto, rotura de cabello debido a la falta de humedad, puntas secas y raíces grasas.
Las siliconas que debes evitar son las conocidas como malas (dimethicone, polymethylsiloxane, dimethyl silicone o polysiloxane), que no son solubles en agua, por lo que no se pueden eliminar al lavarse la cabeza. Las buenas, en cambio, son solubles en agua y no dañan el cabello; solo aportan brillo y un efecto acondicionador.
Eso sí, cuando decidas eliminar este ingrediente de tu rutina de belleza capilar debes saber que necesitarás unos 14 lavados para desintoxicar tu melena de las siliconas. Compensa la sensación de falta de suavidad con productos que incorporen aceites vegetales que hidratan, acondicionan y desenredan el cabello de manera similar, al mismo tiempo que tienen una acción antiencrespamiento, sin aportar peso.
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