Para algunos sigue siendo el centro de las fiestas navideñas. Para otros, la celebración es más sobria, con un punto de nostalgia. Pero en todas las mesas hay un roscón para celebrar la llegada de los Reyes Magos. Este año más de uno pedirá que esconda, además de su clásica sorpresa, el final de la pandemia. “Es lo más simple, que todo el mundo esté sano y poder abrazar a los tuyos, es mi mayor deseo, como el de todos”, dice la pintora Bárbara Pan de Soraluce.
Junto a Bárbara se sientan a nuestra merienda de roscón la cocinera Cristina Oria, en cuyo obrador se ha hecho el tradicional dulce navideño; la florista María de Huidobro, que se ha encargado de la decoración floral de la mesa; la interiorista María Santos; y nuestro anfitrión, el decorador Ignacio Bañón. “Me gusta hacer que la gente se sienta a gusto; y este año más que nunca –confiesa–. Además, de todas las fiestas por estas fechas, la de Reyes es la que más me gusta”. Ese día se reúne con sus ocho hermanos en torno a una mesa baja, informal, pero cuidada, para degustar el roscón.
Decimos adiós a lo malo con un trozo de exquisito roscón.»
“Me encanta compartir la ilusión de los niños. Yo tengo tres y lo paso en grande con ellos”, reconoce la florista María de Huidobro, que nos da una receta sencilla para una decoración espectacular. “Con unas simples ramas de eucalipto, magnolio o abeto, como camino de mesa, y algunas flores sueltas como tulipanes, margaritas, rosas o amapolas, repartidas en pequeños recipiente, el resultado puede ser maravilloso”.
En la casa de Bárbara, diseñadora de los platos que adornan nuestra mesa, los Reyes Magos se adelantan siempre al día 25 de diciembre. “¡No queremos esperar tanto!”, exclama. Pero nunca perdona el roscón: es el dulce de Navidad que más le gusta. Ese día, su casa se llena de sobrinos. “¡Están radiantes!”, asegura entre risas.
La familia de la interiorista María Santos siempre vuelve a la casa familiar. “No me he perdido ninguna cabalgata de Reyes –confiesa–. Me gustaría que mi hijo recordara esa sensación de que la casa se transformaba. Mi madre siempre ha preparado la mesa como si fuera el día de Navidad”.
Pero si a alguien le entusiasma el roscón es a una de las mayores especialistas en este postre, Cristina Oria. El suyo, uno de los más demandados de Madrid –a partir de este año, también llega fuera–, incorpora la peladura natural de los cítricos, el agua de azahar de Sevilla o las almendras de su huerto ecológico. Cada año, ha ido incorporando un cambio. La familia se reúne en torno a un brunch que prepara su padre con todo detalle. “Todos nos hemos dado cuenta de que debemos valorar muchas cosas que tenemos –dice Cristina–. Este año pido poder seguir apreciándolas”. Y decir adiós a lo malo con un trozo exquisito de roscón de Reyes.
La buena mesa de María Santos. En casa de la interiorista asegura que no faltan durante estas fechas las flores frescas, las ramas y las velas, que conceden un inequívoco calor de hogar. “Mi marido y yo cuidamos mucho hasta el más mínimo detalle –asegura–. Colecciono vajillas y manteles, y me gusta ocuparme de todo. En Navidad, mi inspiración principal siempre ha sido mi madre; tiene muchas cosas bonitas y sus mesas son muy especiales”.
El anfitrión ideal: Ignacio Bañón. Para el decorador hay algo innegociable: un hogar debe “ser vivido, con libros de verdad”. Por eso, apuesta por combinaciones de estilos y piezas que configuren una personalidad única e intransferible. “Me gusta mezclar muebles de distintas procedencias. Como anfitrión, lo que busco es que la gente se sienta como en casa y estoy muy pendiente de lo que quiere cada uno. Y a la hora de poner una mesa, elijo un estilo informal, con platos coloridos y copas de buen cristal”.
Dulce y sofisticada: María Huidobro. Lujo y sofisticación, pero sobre todo calidez. La florista propone centros que parecen de un bodegón holandés, frescos y elegantes. “He utilizado frutos y bayas de la estación, y frutas como granadas, sin recurrir al rojo ni al dorado clásicos, anunciando una incipiente primavera. Hay 20 tipos de flores: rosas ramificadas, rosa de jardín, anémonas, escaramujos, eskimmias, ranúnculos, eucalipto, yedra… Dan color y luminosidad”.
El rey roscón de Cristina Oria: El secreto de su roscón, asegura la cocinera, no está solo en la masa, sino en la excelencia de las materias primas. “Por ejemplo, lleva un poco de agua de azahar que es de Luca de Tena, de Sevilla”. Al hacerlo de manera artesanal, no hay dos iguales, aunque todos comparten la esponjosidad, “más de brioche”. Su favorito, el relleno de nata. Tanto éxito tienen que los vende hasta Semana Santa.
Trazo magistral: Bárbara Pan de Soraluce. Sus vajillas, pintadas a mano, se han convertido en un must. Para nuestra mesa ha escogido unos tulipanes en color, una innovación reciente que ha enriquecido su estilo sobrio y detallista. Le gustan las mesas naturales. Su propia vajilla se compone de restos de las que no han salido bien de su horno. La combina con una cubertería de plata y marfil. “Doy mucha importancia a la atmósfera, a que las luces sean bajas, acogedoras. La decoración: pequeñas flores repartidas por aquí y por allá”.
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