Aunque la tradición de elegir a los padrinos no se limita sólo a ella, el papel de la reina Isabel como cabeza de la Iglesia de Inglaterra hace que la tradición resulte de especial importancia en la familia real británica. En tiempos recientes, los royals han encontrado aquí la forma de enfatizar sus relaciones y filias personales, escogiendo amigos a los que honrar o mentores de singular relevancia. Uno de los primeros ejemplos lo vimos cuando el príncipe Carlos y Diana de Gales escogieron a los seis padrinos y madrinas del príncipe Harry: incluyeron a la ex compañera de piso de Diana, Carolyn Bartholomew, y a Lady Celia Vestey, parte del círculo de confianza de la reina. El día 28 de noviembre, Celia falleció "de golpe, pero en paz" a la edad de 71 años, como publicó la familia en la prensa inglesa. The Sun informaba de que Harry había contactado con los hijos de Vestey para darles el pésame.
Lady Celia era la esposa de Sam, lord Vestey, uno de los empresarios más ricos de Inglaterra, pero su conexión con los royals venía de su pasión por los caballos. Entre 1999 y 2018, Sam sirvió como maestro de cuadras para la Casa Real. En 1985, tras el nacimiento de Harry, Tina Brown contaba que Lady Celia era una de las pocas personas que era amiga tanto de Carlos como de Diana. Y al final fue una gran elección: a Vestey se la recuerda por su gran sentido del humor, y vivió con un pie en cada lado de las vidas que cada uno de los padres de Harry quería llevar. Los hijos de Celia fueron al mismo colegio que Harry y, según el Daily Mail, la dama y el príncipe nunca perdieron el contacto. Vestey estuvo invitada tanto a la boda de 2018 entre Harry y Meghan Markle como en la de 2011 entre el príncipe Guillermo y Kate Middleton.
Sus padres, el comandante Guy Knight y su esposa Hester, provenían de familias notables, y su padre fue condecorado con la cruz militar británica [en tiempos la segunda mayor condecoración militar británica, concedida "por actos de excepcional valentía"] durante la Segunda Guerra Mundial. Celia nació en 1949, y poco después sus padres se hicieron cargo de las granjas de la finca Lockinge. La hermana de Celia, Henrietta, contaba en sus memorias que pronto empezaría su afición por los caballos. Las dos tenían sus propios ponis desde que eran unas niñas, y su madre empezó a criar shetlands [los ponis muy pequeños] cuando todavía eran adolescentes.
Celia entró en contacto con los royals gracias a la reina madre, muy amiga de sus padres, hasta el punto de que asistía a las cenas que organizaban cada verano en la fina Lockinge. Cuando Henrietta se convirtió en adiestradora profesional de caballos, empezó a cartearse con la reina madre, y de vez en cuando recibía una invitación para pasar los fines de semana en el Royal Lodge cercano al castillo Windsor, para disfrutar de opíparas cenas. Lady Celia nunca habló públicamente de su relación con la reina madre, pero en 1975 formó parte de la comitiva familiar en Ascot. Por su parte, Sam también llegó, si bien más tarde, a ese círculo de realeza unido por sus pasiones por la monta, la caza y el polo.
Lady Celia se formó como enfermera en el hospital de Westminster, y disfrutaba de su vida en Londres, pero la crianza de caballos seguía siendo su pasión. En un documental de 1981 de la BBC aparecía junto al caballo al que de vez en cuando dejaba vaga por su casa. "No dejaría a cualquier caballo entrar en mi casa", dijo, en declaraciones recogidas por The Guardian. “Normalmente sólo viene una vez a la semana, mientras tomamos café".
Todavía trabajaba como enfermera cuando Robert Fellowes, uno de los cuñados de Diana, le presentó a Sam, que acababa de divorciarse. Fellowes, su mejor amigo, hizo que ambos coincidieran en una fiesta, y acertó. En 1996, Lady Celia contaba al Daily Mail que su primer momento romántico tuvo lugar en un baile organizado para celebrar la boda de Carlos y Diana en 1981. "La reina presidió un baile previo a la boda y me encontré a Sam en las escaleras, que iba a presentarse a la reina, mientras las banda tocaba. Yo llevaba un vestido viejísimo, nada glamuroso, pero él se quedó bailando conmigo toda la noche".
Cuando Celia visitó por primera vez el hogar de Sam, en la finca de Stowell Park, apareció con su caballo favorito (que también se llamaba Sam), porque no quería estar mucho tiempo separada del equino. "Ese mismo domingo, mientras volvíamos en coche de la iglesia, me propuso en matrimonio. El cortejo, el compromiso y la boda fueron cuatro meses en total". Una boda mucho menos espectacular que las de los royals a las que eran invitados: Celia llevó un vestido de terciopelo negro a una sencilla ceremonia en el Registro Civil de Wantage, a dos pasos de la casa de sus padres.
Tras la boda, ambos decidieron combinar su pasión por la crianza desde Stowell. Sam se convirtió en director del hipódromo de Cheltenham, donde cada año se celebra una de las competiciones favoritas de la realeza. La cría también se les daba bien, hasta el punto de que uno de los caballos de Celia incluso participó en los Juegos Olímpicos representando al Reino Unido. Un año, uno de los animales, criado por Celia, propiedad de Sam y adiestrado por Henrietta ganó un campeonato en presencia de la reina madre. Sam describió el hecho como “Un momento de verdad mágico y familiar".
Tuvieron tres hijos. A finales de 1995, un ictus hemorrágico afectó al lado de izquierdo de Lady Celia, y le impidió temporalmente el habla. Tras recuperarse, se convirtieron en amigos de la reina y, desde el año pasado, Sam se convirtió en uno de sus secretarios reales permanentes. En los últimos años, el matirmonio había visitado Windsor como huéspedes en varias ocasiones y en 2016 una fuente próxima a la realeza contaba al Daily Mail que la reina había cogido "cariño" a la "animada compañía" que le suponía Lady Celia.
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