Una boda siendo menor de edad, un divorcio conflictivo, sindicalista jubilada, estudiante de la UNED y ‘rival’ de la Reina Sofía: los secretos de la vida de Paloma Rocasolano, madre de doña Letizia y abuela favorita de la Princesa Leonor

Si hay un adjetivo que acompaña siempre al nombre de Paloma Rocasolano es discreta. La madre de doña Letizia lleva 17 años (desde el compromiso de su hija y don Felipe) bajo el foco mediático, pero siempre en un buscado segundo plano. Eso sí, de cara a la galería, ya que dicen que de puertas para dentro de Zarzuela tiene un papel protagonista en el día a día de sus nietas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, para disgusto de la Emérita que, dicen, llegó a comentar hace años que “Yo, que vivo al lado, no puedo ir a su casa ¡y sin embargo la madre de Letizia está siempre ahí metida!”. Pero, ¿quién es Paloma Rocasolano, además de la abuela favorita de la heredera?

Un divorcio ¿y una nueva ilusión?

Nacida el 15 abril de 1952, Paloma Rocasolano, creció en Madrid por el trabajo de taxista de su padre, Francisco, y se trasladó junto a él y a su madre Enriqueta a Asturias, donde estudió la diplomatura de enfermería y se casó cuando aún no había cumplido la mayoría de edad (que entonces se alcanzaba a los 21 años) con el periodista Jesús Ortiz. Los padres de la novia tuvieron que dar el consentimiento para el enlace, y la pareja se dio el ‘sí, quiero’ en la parroquia de San Francisco de Asís de Oviedo una íntima y atípica ceremonia el 2 de octubre de 1971 en la que la novia vistió un minivestido negro, zapatos de charol y dos rosas a modo de ramo.

Junto a Jesús Ortiz, Paloma Rocasolano tuvo a sus tres hijas, nuestra Reina y sus hermanas Telma y Erika (fallecida hace más de una década), y el matrimonio duró 27 años, hasta que se separaron en 1998 después de unas cuantas desavenencias que llevó a la pareja a casi ni hablarse hasta la boda de doña Letizia y don Felipe en 2004. Desde su divorcio, no se le ha conocido pareja oficial, aunque a principios de este 2020 se rumoreó que tenía «una nueva ilusión» con un caballero de habla inglesa del círculo de amigos de su hija Telma y su novio, Robert Gavin Bonnar.

Enfermera, sindicalista, jubilada y estudiante

Paloma Rocasolano se diplomó en enfermería y durante años trabajó en el centro de salud de Las Lilas de Oviedo, donde llegó a ser jefa de extracciones. Cuando Jesús Ortiz tuvo que trasladarse a Madrid por su trabajo como periodista, el matrimonio y sus tres hijas hicieron las maletas y se establecieron en la localidad de Rivas Vaciamadrid. Ya en la capital, Paloma Rocasolano comenzó a trabajar como delegada en el Sindicato de Enfermería, SATSE, en el que en 2005 pasó a estar al frente del programa de Cooperación Internacional Vacaciones Solidarias. Se jubiló en abril de 2017, al cumplir los 65 años y, dicen, ahora mismo recibe la pensión máxima de jubilación (unos 2.700 euros brutos al mes). Inquieta y curiosa, además, cursa Historia del Arte por la UNED, y fue muy comentada la polémica que se desató cuando la ‘pillaron’ copiando en un examen de Historia de Grecia. ¿No le ayudó con la materia su consuegra?

¿Dónde vive Paloma Rocasolano?

Tras su divorcio de Jesús Ortiz, Paloma Rocasolano se trasladó de Rivas Vaciamadrid a un piso a Moratalaz, en el que incluso llegó a vivir con ella doña Letizia. Sin embargo ahora, aunque tiene en propiedad un pequeño ático en el centro de Madrid (una buhardilla de 37 metros cuadrados en la Calle de la Bola), se establece largas temporadas en Zarzuela donde, parece, pasó el confinamiento la pasada primavera durante la crisis del coronavirus.

La abuela Paloma, la favorita de Leonor y Sofía

Precisamente esas largas estancias en Zarzuela son las que han hecho saltar la alarma de los celos de la Reina Sofía que, según cuentan, llegó a contar a algún periodista que «yo, que vivo al lado, no puedo ir a su casa ¡y sin embargo la madre de Letizia está siempre ahí metida!». Muy unida a la Reina Letizia, Paloma Rocasolano es quien se ocupa del cuidado de Leonor y Sofía cuando nuestros Reyes tienen que cumplir con sus compromisos oficiales, y la complicidad con las niñas ha sido más que evidente en cada una de sus (contadas) apariciones públicas en familia. Es el caso de los Premios Princesa de Asturias, a los que solo ha faltado este año por la pandemia del Coronavirus, donde ocupa un lugar entre el público general en el patio de butacas del Teatro Campoamor, pero desde donde intercambia miradas y gestos cargados de ternura hacia sus nietas.

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