“¿A qué estás jugando, Daniela?”; ‘Acacias 38’

QUÉ HA PASADO

• Alodia e Ignacio tiene un apasionado encuentro.

• Sabina cree que Daniela colabora con la policía.

• Aurelio y Genoveva se alían para proteger a Natalia.

Tras una larga jornada de trabajo, Miguel llega al restaurante. Allí está Daniela, que termina de recoger unas mesas. La pareja comienza a charlar amigablemente y en un momento de intimidad terminan besándose.

Sabina observa la escena desde lejos y se preocupa por su nieto, pues piensa que la joven no es trigo limpio.

Cuando el chico se queda solo, la señora sale de su escondite y le hace conocedor de sus dudas. El abogado le pide que deje de hablar mal de la camarera: “Me ha devuelto la sonrisa después de lo que pasó con Anabel”.

Terminada la conversación con su abuela, coge su sombrero y se marcha rápidamente. Sin embargo, en mitad de su caminata se lleva una agria sorpresa cuando descubre a su enamorada con dos policías hablando acerca de un atraco que los Olmedo realizaron en Zúrich. Cuando observa que la chica se aleja, la aborda. “¿A qué estás jugando, Daniela? Parece que estuvieras espiándonos o algo así”, le pregunta.

Al no obtener respuesta, el muchacho se marcha a ver a su abuelo Roberto y le pregunta qué ocurrió en el famoso robo. El anciano no tiene más remedio que confesarle la verdad: “Los autores de ese delito fueron tus padres. Ellos no han muerto, están en prisión cumpliendo condena”.

Por otro lado, se inicia una huelga de trabajadores en el barrio. Antoñito se encuentra de frente con toda la muchedumbre cuando sale de su casa. Furioso, intenta disolver un piquete, pero termina recibiendo una pedrada en la cabeza. Horas más tarde, el gentío se ha dispersado y el diputado, herido, decide hacer unas fuertes declaraciones ante la prensa, tildando la manifestación de un acto aberrante.

Lolita está muy preocupada por su marido, pues cree que la radicalización de sus ideas puede tener fatales consecuencias para todos.

Esta opinión la comparte una inquieta Soledad, que ha vuelto a verse con Fausto y este le ha entregado una misteriosa bolsa. La criada teme que el atentado anarquista que sus exsocios están planeando tenga como objetivo a la familia Palacios.

Anabel está muy emocionada con la romántica pedida de mano que le hizo Aurelio. Los enamorados pasean por el vecindario cuando se topan con Marcos, quien espeta unas duras palabras al criollo.

La discusión sube de tono y ambos sacan sus pistolas a relucir. Temiendo una desgracia en plena calle, la señorita Bacigalupe se pone en medio de los dos hombres de su vida y para el brutal enfrentamiento. No obstante, su padre no piensa ceder y antes de marcharse amenaza a su prometido.

Ajena al altercado que ha protagonizado su hermano en Acacias, Natalia disfruta de una agradable tarde con Felipe.

Cuando están a punto de besarse, unos agentes aparecen en el lugar y se la llevan detenida sin dar más explicaciones. Álvarez-Hermoso, preocupado, la acompaña hasta prisión y le promete que se hará cargo de su defensa ante el juez.

A su vez, Alodia está muy intranquila tras su apasionado encuentro con Ignacio. Por un lado, el hombre parece ignorarla y, por otro, una terrible idea empieza a resonar en su mente. “¿Y si estoy embarazada?”, le sugiere a Casilda después de confesarle que no tomó ninguna precaución cuando tuvieron relaciones.

Cerca de allí, Servando organiza entre los vecinos una competición del juego Churro va. Rosina y el resto de señoras del barrio deciden apuntarse y el evento resulta ser todo un éxito.

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