Silvia Pérez Cruz, la cantante que cura sus penas sobre el escenario: "Los noes que dices te definen. No todos queremos ni buscamos lo mismo"

El arte y la música no son su oficio, sino su estilo de vida. Lo único que realmente conoce. Desde que empezó a estudiar solfeo, piano y saxofón a los cuatro años y descubrió el poder del directo cantando con su padre en una tasca de Palafrugell. Quizá por eso, hay pocas artistas tan magnéticas sobre un escenario como ella. Capaz de llevar esa intensidad a géneros como el flamenco, el jazz y el pop, pero también el fado o la música catalana. Dueña de una voz poderosa y cálida, es compositora, pero ha versionado a artistas como Lorca, cantado en psiquiátricos y actuado en el Museo del Prado. En 2017 se estrenó como actriz en Cerca de tu casa y fue nominada al Goya a mejor actriz revelación. Se llevó el premio a la mejor canción, igual que en 2012 con Blancanieves. Ahora, presenta Farsa, un disco que llega con seis meses de retraso. En verano, volvió a los escenarios junto al pianista Marcos Mezquida. Pero el regreso ha sido agridulce. Aunque su tono transmite calma en un momento de miedo e incertidumbre, no oculta el sentimiento de agravio que invade a quienes, como ella, viven de la cultura.

Mujerhoy ¿Qué tal está? ¿Cómo ha vivido estos últimos meses?

Silvia Pérez Cruz Vivo en la montaña y he pasado mucho tiempo con mi hija. Tiene 12 años y ha sido una belleza verla crecer. Te das cuenta del tiempo que necesitan las cosas y de que, a menudo, hacemos mucho más de lo que podemos digerir. Ha habido momentos y pérdidas tristes y mucha conciencia de la muerte, pero también de la vida.

M.H. ¿Su estado anímico se ha filtrado en sus canciones?

Silvia Pérez Cruz He compuesto para mis amigos. Y he tratado de mantenerme positiva. Estoy centrada en cuidar a los míos porque es tiempo de tristeza. Intento animar a mi equipo para ensayar como si no se fuera a cancelar ningún concierto o a mi hija para que disfrute de la escuela sin pensar en cuarentenas.

M.H. ¿Cómo ha sido el regreso a los escenarios?

Silvia Pérez Cruz El primer concierto fue en Donosti y me hizo muy feliz porque me reencontré con la música, que es lo que me cura, y veía a la gente feliz de estar allí. Pero luego, ves que aviones, trenes, bares están hasta arriba, llegas a tu concierto y hay tres asientos de separación, una fila sí y una no. Los teatros son los sitios más seguros en los que he estado. Me pone muy triste. Y lo peor es que me he acostumbrado a que se trate mal a la cultura. Parece que no interesa que el ser humano piense, sienta, se libere.

M.H. Ahora estrena Farsa. ¿Dónde nace la idea de este disco?

Silvia Pérez Cruz Es una reflexión sobre lo que mostramos y lo que somos. Vivimos una época muy visual, la de las redes sociales, pero eso convive con una gran fragilidad. Qué es lo auténtico y qué es mentira; dónde está el personaje y dónde la persona.

M.H. ¿Y cómo se aplica eso a usted?

Silvia Pérez Cruz Es curioso, porque en el escenario está lo mejor y lo peor de mí. Es donde encuentro más la verdad, pero también donde es más fácil engañar. Intento buscar ese límite, dejar que florezca esa magia y no regodearme en el poder que me da.

Cantando las penas las curo, las comparto, y eso me hace sentir bien».

M.H. Su infancia pasó entre la tasca donde cantaba con su padre y la escuela de arte de su madre. ¿Qué aprendió de cada uno?

Silvia Pérez Cruz Mi madre me enseñó el valor de la libertad. Porque eso es el arte. Me enseñó a ser valiente para buscar y aceptar cómo soy y me dio espacio y recursos. Y con mi padre la relación siempre fue a través de la música. Ahí empezó mi relación con el público, descubrí el trance y eso me enganchó.

M.H. ¿Y cómo decidió que quería convertir esa pasión en su oficio?

Silvia Pérez Cruz No me identifico con eso de “voy a luchar por conseguirlo”. No es una lucha, es un amor que tienes que cuidar. A los 12 años me di cuenta que hay algo mágico que va más allá del placer de compartir música y a los 13 empecé a dar conciertos.

M.H. ¿Y qué parte del proceso disfruta más? ¿Componiendo, grabando o sobre el escenario?

Silvia Pérez Cruz La composición es un acto muy íntimo; en el estudio puedes jugar y hacer magia; y el directo es la parte más animal, presente. El trance puede estar en las tres, pero es más fácil llegar en un concierto.

M.H. ¿Cómo alcanza ese estado?

Silvia Pérez Cruz La fragilidad y la honestidad tienen un efecto espejo. Yo me limpio y me vacío; y el que me mira, se limpia y se vacía conmigo y se encuentra con sus emociones. Soy muy empática, creo que por eso sé conectar.

M.H. ¿Cómo evita los bloqueos cuando crea?

Silvia Pérez Cruz Igual que la tierra no es fértil todo el rato, yo tampoco. Y lo acepto. Es un latido natural: voy haciendo, pero no lo vivo como una obligación. Solo me daría miedo perder la ilusión.

M.H. Le canta a la pena, pero tiene una personalidad solar. ¿Todo es cuestión de equilibrio?

Silvia Pérez Cruz Soy las dos cosas. Creo que soy luminosa y bastante payasa, pero cantando las penas las curo, las comparto, las miro de manera más universal y eso me hace sentir bien. Aunque intento reivindicar la creación desde la alegría, la pena es inspiradora. El dolor te hace sincero.

M.H. ¿De qué agua no bebería en la música?

Silvia Pérez Cruz No pienso en estilos. Si encuentro algo que me sirve, lo utilizo, independientemente de la etiqueta. Me pasa igual con los idiomas.

M.H. ¿Han vuelto a tentarla para hacer alguna película?

Silvia Pérez Cruz Si me apetece, lo siento y veo que puedo, lo hago. Pero eso no pasa a menudo. Tampoco es un objetivo para mí. Voy un poco a corazonadas.

M.H. Para una artista independiente, ¿es fácil formar parte de una discográfica?

Silvia Pérez Cruz Ha sido fácil porque me han respetado y dado libertad. Tenía claro que no iba a pervertirme para seducir a nadie. Y no quería ser famosa.

M.H. Pero eso también forma parte de su profesión, ¿no?

Silvia Pérez Cruz Entiendo que la gente tiene que saber que existo para escucharme, pero quería que fuera una consecuencia, no el objetivo. Mi mánager me dijo: “Tú decides lo famosa que quieres ser”. Y así es. Los “noes” que dices te definen. Y está bien. No todos queremos ni buscamos lo mismo.

M.H. En su día, cantó a los desahuciados. ¿Qué le subleva ahora?

Silvia Pérez Cruz La mala mentira, la ruindad, la mezquindad, el egoísmo, la prisa… Y eso se puede aplicar a todo: a la crisis climática, la política, las relaciones amorosas…

M.H. ¿Le interesa la política? Nunca ha querido pronunciarse en exceso…

Silvia Pérez Cruz Me interesan más los valores. Cuando escribí No hay tanto pan quería hablar de las relaciones de poder. No me gusta hablar de política, no sé lo suficiente.

M.H. Fue madre muy joven, a los 25 años. ¿Cómo le cambió la experiencia?

Silvia Pérez Cruz Es lo mejor que me ha pasado. Es muy bestia. El amor y la generosidad absoluta. Te hace aprender, poner los pies en la tierra y cuestionarlo todo.

M.H. ¿Es de las que carga con la mochila de la culpa por no poder llegar a todo?

Silvia Pérez Cruz A mi hija le digo: “Siempre quise ser una madre feliz. Y a mí lo que me hace feliz es hacer música. Así que tengo que inventarme una manera de que esas dos cosas sean compatibles”. Si no podía hacer giras mensuales, me iba un día. Estoy orgullosa de la relación con mi hija. De ese amor que es como una luz que te ubica en este existir que a veces es tan absurdo.

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