QUÉ HA PASADO
• Rodrigo confirma que entre Ángel y Diana hay un vínculo.
• Camilo sale del hospital.
• Andrés secuestra a Lola para evitar que se case.
Tras pasar todo un día juntos, Lola se da cuenta de que Andrés es el único hombre que puede hacerla feliz. “Confía en el amor que nos une desde niños, vamos a darnos otra oportunidad”, declara él y ella le corresponde con un apasionado beso. Luego, la pareja planea como librarse de Ángel. “Es frío y calculador. Ten cuidado, es muy peligroso que sepa que sospechamos de él”, asegura el chico.
Rodrigo consigue autorización del juez para seguir su investigación sobre Diana y Ángel y así descubre que fueron pareja. La asesora legal no tarda en darse cuenta de que está en peligro y se presenta en comisaría. “Yo no le debo nada a nadie. ¿Qué es lo que quieres de mí?”, cuestiona al policía. De regreso a casa, Lola comunica a Ángel que no se casará con él y le devuelve el anillo: “Lo siento. Lo intenté, pero no pude. Andrés es mi único amor”. Furioso, él trata de agredirla, pero Pepe y el resto de la familia intervienen.
Vicky seduce a Félix para que Soledad pueda robarle el móvil y enviar un mensaje a Rodrigo con la dirección de la pizzería. “Seguramente estén cerca de allí”, dice este nada más leerlo y ordena a Mora que vigile toda la zona.
Diana pide perdón antes de morir
Diana pide a Ángel que huyan, pero él no acepta hasta hacerse con todo el dinero de Tiberio. “Y tú estarás a mi lado o te mataré”, advierte. No contento con esto, le exige que le saque tres billetes de avión para las islas Caimán. Pasadas unas horas, el pérfido Meléndez telefonea a Lola. “¡Él es mi captor, cuídate!”, oye gritar a Soledad. De esta manera, él ya no oculta su verdadera cara y advierte a su exprometida que a partir de ahora deberá hacer todo lo que le diga. En primer lugar, la cita en un aparcamiento: “Acude con tu pasaporte y el de tu hija. Nos iremos de viaje”.
La vigilancia de Mora da resultado y cuando Francisco va a comprar unas pizzas, lo sigue hasta dar con su ubicación. Sin perder tiempo, Rodrigo monta un operativo y cerca la bodega en la que están Soledad y Vicky. Como los delincuentes se niegan a entregarse, se desata un intenso tiroteo y Félix resulta herido. Para evitar que las rehenes corran la misma suerte, el policía ordena detenertodas las acciones y dejarles huir. Más tarde, Ángel llama a Félix y le da la dirección del nuevo escondite.
Lola no está dispuesta a arriesgar a Chabelita y acude a su cita con Ángel sola. El hombre se enfada pero sigue con sus planes: obliga a un juez a casarle con la joven y luego se dirigen al aeropuerto. Para ese entonces, Andrés ya ha descubierto la locura que ha cometido su amada gracias a una carta que dejó en su casa y contacta con Rodrigo. “Quiero que vigilen todas las salidas del país”, ordena este. Sin más opción, Ángel lleva a Lola a casa de Diana y decide que esta y Marcos también viajen con ellos. Carmen trata de impedirlo y, durante un forcejeo, cae al suelo.
Cuando Rodrigo llega para hacer un registro, encuentra a la señora inconsciente y con un fuerte golpe en la cabeza. Ya en el hospital, ella acepta declarar: “Nos amenazó a todos. Quiere irse a México”.
Ajeno a esto, Meléndez prosigue con su camino y Lola le pide que haga una parada para ir al baño. Diana aprovecha que él está desprevenido para golpearlo. Asustadas, las mujeres echan a correr y logran salir a una carretera principal, pero justo cuando un hombre las auxilia y van a subirse en su camión, Mirabal recibe varios tiros por la espalda.
También malherido está Félix y es incapaz de conducir. Por eso, se detiene para descansar y Vicky y Soledad planean la manera de escapar. Rodrigo y Andrés reciben el aviso de que Diana está en un hospital en estado crítico. “Ángel se llevó a Lola y a Marcos a Tijuana, al rancho de Tiberio. Perdón por todo lo que hice”, son las últimas palabras que logran oír de ella.
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