El movimiento se llama MGTOW, acrónimo de la frase en inglés «men going their own way» o sea, «hombres que van a lo suyo». Y aunque tiene origen anglosajón, ya existen perfiles en el Instagram español en Madrid, Mallorca y otras ciudades, y proliferan los perfiles en Twitter de personas que se identifican como MGTOW. Estamos ante hombres que no quieren saber nada de las mujeres, heterosexuales que reniegan de las relaciones de cualquier tipo. La mayoría opta por el celibato, aunque hay quien admite tener relaciones sexuales ocasionales o previo pago. Para los ya conocidos ‘incels’, hombres misóginos pero demandantes de sexo, el movimiento MGTOW no es otra cosa que un ‘club para vírgenes solitarios’. Sin embargo, su número aumenta en todas las redes socialesy su influencia alcanza a la mismísima Casa Blanca.
Para los hombres convencidos por el movimiento MGTOW, las relaciones heterosexuales son abusivas (para el varón) porque las mujeres son unas interesadas y manipuladoras. Desde su punto de vista, el feminismo ha convertido a las mujeres en víctimas intocables y a los hombres, en culpables por defecto. Bajo esta acusación yace el deseo de un mayor reconocimiento: aducen que los hombres se enfrentan a infiernos (desde la presión de la masculinidad a la responsabilidad de proveer) por los que no reciben ningún tipo de agradecimiento.
El centro de este movimiento es un sitio web, mgtow.com, en el que se ofrecen directrices y consejos a los hombres, en el mismo espíritu que la clásica autoayuda, para reconquistar su ‘soberanía’ y desprogramar la educación que les lleva a aspirar a una pareja o incluso a formar una familia. Este proceso de ‘reseteo’ se identifica con la píldora roja que Neo (Keanu Reeves) debe tomar en «Matrix» para desconectar el trampantojo de lo aparentemente real, mientras que continuar en el planeta del romanticismo y el amor se asimila a optar por la píldora azul. Uno de los vloggers más populares, Sandman, ha logrado 90 millones de visualizaciones con vídeos titulados «Los hombres inteligentes no se casan» o «Critícala y destruirá tu carrera».
Una vez el hombre se toma la píldora roja y abre los ojos a la realidad de las mujeres, pasa por cuatro fases: en la primera, rechaza las relaciones estables; en la segunda, renuncia también a las cortas y ocasionales; en la tercera, minimiza su productividad económica para evitar pagar impuestos que redunden a favor de, por ejemplo, madres solteras; en la cuarta, rechaza a la sociedad en general e inicia una vida solitaria y aislada. Son los llamados ‘fantasmas’ y los miembros más admirados de la comunidad. La mayoría de los MGTOW llegan hasta la fase dos, pero todos comparten la idea de que las mujeres son peligrosas: puede acusar falsamente de delitos violentos o desvalijarles.
Para los hombres del movimiento MGTOW, las mujeres son parásitos, pues han sido los hombres los responsables de los grandes descubrimientos y progresos en la historia de la humanidad. Algunos de los héroes más citados y admirados son Schopenhauer, Beethoven, Galileo, Jesucristo y, sorprendentemente, Mike Pence, el vicepresidente de Donald Trump.
Los miembros de MGTOW siguen al dedillo la llamada ‘regla de Pence’: evitar encuentros a solas con mujeres. Todo viene de un comentario que el vicepresidente realizó en 2002 y en el que reveló que jamás se iría a comer con una mujer que no fuera la suya para evitar situaciones incómodas o incluso ser acusado de acoso sexual. Curioso: el presidente Trump presumía justo de lo contrario: de agarrar impunemente a las mujeres por la entrepierna.
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