‘Territorio Lovecraft’: crítica de la serie de terror de estreno de HBO

Chicago, década de los cincuenta. Atticus Freeman, un veterano de la guerra de Corea que mata el tiempo leyendo novelas pulp de ciencia ficción, recibe una carta de su padre desaparecido en la que le cuenta que proviene de un lugar llamado Arkham, Massachusetts. Entonces convence a su tío George y a su amiga Leti, una luchadora del incipiente movimiento por los Derechos Civiles, que busca su lugar en el mundo, para que le acompañen en busca de su padre a este misterioso lugar que guarda secretos familiares.

Los tres cruzan el país segregado por las leyes Jim Crow, siguiendo las recomendaciones del Libro Verde, una guía de viaje que recopila los lugares seguros para la población negra, en la que colabora George.

En esta aventura en busca de su identidad, Atticus tendrá que enfrentarse al racismo de la sociedad americana, personificada en la orden secreta Hijos de Adán, liderada por Samuel y su hija Christina, y aunos monstruos terroríficos que acechan al atardecer y que parecen salidos del universo del escritor americano H.P. Lovecraft.

En 2007, Matt Ruff (The Mirage) escribió el guion de una serie que no interesó a los productores pero que convirtió en Territorio Lovecraft, novela publicada en 2016 e inspirada en el ensayo Vergüenza, de Pam Noles, en el que se vengaba del legendario autor, creador del horror cósmico, fan de Mussolini y reconocido racista, colocando precisamente a tres afroamericanos como héroes de su historia.

La ambientó en Arkham, la ciudad ficticia donde se desarrolla El grabado en la casa, novela de Lovecraft, que junto a Edgar Allan Poe, el otro creador de la literatura de terror moderna, y su discípulo Stephen King, componen el trío de maestros de este género de Nueva Inglaterra.

La serie del verano

El lunes 17, HBO estrena la adaptación televisiva creada por Misha Green (Underground) y el oscarizado cineasta Jordan Peele (Déjame salir y Nosotros), una road movie formada por diez episodios en la que los monstruos son una metáfora del racismo sistémico instalado en la sociedad de EE.UU., y que tiene a J.J. Abrams y al cineasta francés Yann Demange (‘71) como productores.

Triste coincidencia

Su estreno llega poco después del estallido de los disturbios raciales tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía, según la activista Angela Davis ‘uno de los ejemplos más dramáticos de racismo estructural’, que ha reactivado el movimiento Black Lives Matter, evidenciando todo lo que aún queda por hacer para lograr la igualdad real.

Está protagonizada por Jonathan Majors (Da 5 Bloods: Hermanos de armas), como Atticus, un claro homenaje al abogado de Matar a un ruiseñor, de Harper Lee; Jurnee Smollett-Bell (Aves de presa), como Leti, que leyó a los escritores y activistas James Baldwin y Lorraine Hansberry para preparar el papel; Courtney B. Vance, como el tío George, y Michael Kenneth Williams, el inolvidable Omar Little de The Wire, como el desaparecido Montrose.

Frente a ellos, la exmodelo australiana de Victoria’s Secret Abbey Lee, como la villana, una mujer que, a pesar de haber crecido rodeada de los privilegios de la raza blanca, ve cómo sus ambiciones son aplastadas por el poderoso patriarcado, como les solía pasar a las mujeres en los años 50.

A pesar de estar considerado como un narrador inadaptable, los relatos de H.P. Lovecraft han sido llevados al cine, con desigual fortuna, en varias ocasiones, destacando El palacio de los espíritus, basada en el re-lato El caso de Charles Dexter Ward; El monstruo del terror, basada en El color que cayó del cielo, cuya última versión se estrenó la semana pasada con Nicolas Cage como protagonista; y Dagon: La secta del mar, producción española de 2001 con la que se despidió de la pantalla Paco Rabal.

Fuente: Leer Artículo Completo