Siempre dada a los juegos de palabras e incluso a inventarse nuevos términos, en cuanto tuvo conocimiento de la noticia la prensa británica –el diario The Sun, en este caso– acuñó el 9 de enero el término Megxit para referirse a la decisión de los duques de Sussex de abandonar la familia real británica: un acrónimo compuesto por las palabras Meghan y exit [salida] que seguía el mismo patrón con el que ocho años antes había nacido el ya mundialmente popular Brexit. ¿Por qué no Harrexit o Sussexit? ¿Acaso estaban insinuando que la responsabilidad de su marcha recaía en ella?
“Durante mucho tiempo [Harry] anhelaba una vida lejos de las miradas indiscretas de los medios de comunicación; por eso optó por el ejército. Siempre había evitado la pompa tanto como pudo y no le dio a su hijo un título. Meghan simplemente lo envalentonó para llevar a cabo el cambio […] lo apoyó sin importar lo que pasara. “Harry quería irse –sostiene una fuente cercana a la pareja–. En el fondo, siempre estaba luchando dentro de ese mundo. Ella le abrió la puerta”. Este extracto pertenece a uno de los pasajes más reveladores de Meghan y Harry. En libertad (Harper Collins), el esperadísimo libro en el que los periodistas próximos a la familia real británica Omid Scobie y Carolyn Durand sacan a la luz detalles íntimos y hasta ahora desconocidos de los cuatro años de historia de la pareja; desde aquella cita a ciegas en Soho House Townhouse de Londres, en la que saltó la chispa entre el nieto de Isabel II y la actriz canadiense, hasta su actual vida familiar junto a su hijo Archie en una mansión en California.
Renuncié a todo por esta familia. Estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario , dijo Meghan a un amigo.
“Los medios de comunicación especularon con que Meghan estaba detrás de la decisión de la pareja de dar un paso atrás pero pocos sabían cuánto se había sacrificado para lograr que funcionara” sostiene el relato. “Meghan llegó a decirle llorando a un amigo suyo: “Renuncié a toda mi vida por esta familia. Estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario. Pero aquí estamos. Es muy triste”. En palabras de Valentine Low, corresponsal real del diario británico The Times desde hace más de una década, el libro deja al descubierto “la desconfianza, la amargura y el resentimiento que llevaron al duque y a la duquesa de Sussex a abandonar el país”.
Presión real
No le falta razón a Low en sus palabras, a juzgar por algunos de los entrecomillados que revela el libro, que defiende que la pareja hizo todo lo que pudo por sobrellevar la situación. Hasta que ya no pudo más. “No querían alejarse de la monarquía; más bien querían encontrar un lugar feliz dentro de ella”, sostienen los autores. Pero Harry y Meghan se sintieron “solos” y “bajo presión” desde el primer momento, aseguran. Durante la primera entrevista concedida tras la publicación del libro, Omid Scobie sostiene que “por primera vez podemos escuchar lo que pasa por sus mentes”, a pesar de que tanto él y Carolyn Durand como el portavoz de los duques de Sussex insisten en negar que los autores hayan mantenido contacto con la pareja.
Sin embargo, los testimonios exclusivos con los que han contado son tantos, tan cercanos al matrimonio y la mayoría tan anónimos que, como apuntaba el diario The Times –el primer medio que ha publicado extractos del libro antes de que llegara a las librerías– “realmente parece haber sido escrito con la cooperación de Harry y Meghan”. Otro pasaje revelador expone una conversación privada que Harry mantiene con su hermano al poco de comenzar su relación con la actriz y que los autores fechan como el momento exacto en el que se origina el distanciamiento entre ambos príncipes.
“Tómate todo el tiempo que necesites para conocer a esta chica”, le habría dicho Guillermo en un gesto que en el libro se interpreta como un consejo para “garantizar que Harry no cayera cegado por la lujuria”. Al duque de Sussex le habrían molestado los términos en los que su hermano se refirió a la mujer con la que ya había decidido pasar el resto de su vida y la separación entre ambos comenzó a evidenciarse. Como “la corista de Harry” llegó a definirla un alto miembro de la realeza. El hijo pequeño del príncipe Carlos habría empezado entonces a sentir que había “demasiada gente en palacio a quienes simplemente no les gustaba Meghan y no se detendrían ante nada para hacerle la vida imposible”. ¿Las razones? Según los autores del libro, temían que la popularidad de esta pareja atractiva, cercana, moderna y espontánea “eclipsase la de la propia familia real”.
¿Royals o celebrities?
Aunque despojados de algún privilegio que hubieran preferido mantener, siete meses después de su sorprendente comunicado de abandono, la vida de los duques de Sussex en Los Ángeles resulta, a pesar de la distancia, mucho más próxima a la que ambos soñaron con poder disfrutar. Finalmente, la pareja parece haber logrado ser dueña de sus actos. Los hemos visto leer un cuento en su casa al pequeño Archie como parte de una acción con fines benéficos puesta en marcha por otros famosos durante el confinamiento; hemos oído a Meghan volver al cine como narradora del documental Elefante, de Disney;, y hemos asistido a la acción benéfica que llevó a ambos a repartir alimentos puerta por puerta entre los más necesitados, durante los peores momentos de la pandemia de la Covid-19. Todo ello siempre bajo un halo de naturalidad –incluso a la hora de vestirse– ajeno al estricto protocolo al que estuvieron sometidos en otros tiempos.
Meghan esperaba que Kate le proporcionara las claves para una recién llegada, pero no fue así
“Creo que después de haber capeado esta tormenta son más fuertes que nunca” considera Scobie Apartarse del foco mediático y abandonar el escrutinio constante sigue siendo algo inalcanzable. Son conscientes de que jamás lo conseguirán, por muy recóndito que sea el lugar al que se muden. Pero no por ello piensan dejar de proteger su espacio. Recientemente han interpuesto una demanda para impedir la publicación de unas fotos de su hijo, que habrían sido tomadas con un dron dentro de su propiedad. Atrás quedaron los tiempos en los que Meghan era una celebrity, como los que se revelan en el libro. Entre otras cosas, se asegura que, siendo todavía actriz en Toronto y antes de conocer a Harry, “había pactado alguna que otra vez alguna foto con los paparazzi o había filtrado alguna información a la prensa”. No podía pasársele por la cabeza que poco tiempo después, y vía Londres, acabaría regresando a Norteamérica para refugiarse de todo ese juego.
Asuntos de familia
El pasado 4 de agosto, el día que Meghan Markle cumplió 39 años, el sol ni siquiera había asomado aún por las ventanas de su mansión de Bel Air cuando desde la capital británica la cuenta oficial de Instagram de la familia real publicaba una fotografía tomada en 2018, durante una visita a la ciudad inglesa de Chester, en la que Isabel II aparece junto a ella con el mensaje: “Feliz cumpleaños a la duquesa de Sussex”. Sabido es que, durante una reunión entre abuela y nieto mantenida en privado el pasado mes de marzo, la monarca le dijo a Harry que, tanto para él como para su esposa, las puertas de la institución seguirían abiertas en caso de que algún día decidieran regresar.
La verdadera sorpresa llegaría cuando, horas después, la cuenta que gestiona la comunicación de los duques de Cambridge publicó el mismo mensaje, aunque sin foto junto a ella, eso sí. ¿Simple formalismo protocolario o intento de acercamiento por parte del príncipe Guillermo y Kate Middleton hacia la pareja? Hace cinco meses que no se les ve juntos. Fue durante el último acto oficial de los duques de Sussex junto al resto de miembros de la familia real en la abadía de Westminster. Entonces ambas parejas apenas se saludaron. “Aunque Meghan trató de hacer contacto visual con Kate, ésta apenas la miró”, recuerdan los autores. “Desairar a propósito a tu cuñada o a tu hermano o cuñado… no creo que haya dejado un buen sabor de boca a la pareja”, considera Scobie, que sostiene que Guillermo sigue enfadado porque Harry decidió anunciar unilateralmente la decisión de renunciar a su papel dentro de la Casa Real.
Respecto a la mala relación entre cuñadas, mucho se ha escrito durante estos cuatro años. Meghan y Harry. En libertad trata de aportar algo de luz más allá de los rumores y sostiene que ya “desde el principio de su romance con Harry, Meghan esperaba que Kate se acercara y le proporcionara las claves que un recién llegado necesitaba conocer, pero no fue así como resultaron las cosas”. Meghan estaba decepcionada. Kate, por su parte, y según una de las fuentes consultadas por los autores, “simplemente sentía que no tenían mucho en común aparte del hecho de que vivían en el Palacio de Kensington” y decidió no hacer el esfuerzo.
El tiempo probará con certeza si la decisión que tomaron los duques de Sussex al alejarse de la institución fue la correcta. También si benefició (o perjudicó) a alguna de las partes. Aunque sin esperar más, hoy Omid Scobie se muestra rotundo: “Desgraciadamente, siento que la familia real es la que salió perdiendo, porque los Sussex como pareja y Meghan como individuo representaban un nivel de modernidad que no habíamos visto antes en la Casa de Windsor” Y no solo eso: “Representaba la inclusión. Representaba un grupo demográfico diferente y eso ya no existe”.
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