Rota de dolor e inconsolable. Así es como está Yurena. Su relación con su madre, Margarita Seisdedos, que llegó a ser inseparable suya en ciertos platós de televisión, era muy especial. Su muerte, el pasado martes, a los 91 años y tras mucho tiempo luchando contra el alzheimer, ha dejado a su hija devastada.
Lo pudimos comprobar ayer a las puertas del tanatorio donde se celebró la capilla ardiente y donde estuvo arropada por sus amigos más cercanos. Entre ellos, Yola Berrocal, que expresaba que ahora van a tener que estar muy pendientes de ella para ayudarla as alir de este bache.
Yurena era incapaz casi de hablar a su salida, tras la incineración. Acertaba a dar las gracias a la prensa que le daba el pésame por la pérdida. En la cinta de la corona de flores que encargó para su madre, un «mamá eres mi vida» que dejaba muy clara esa unión que, en los últimos tiempos, había escenificado en las redes sociales, con imágenes sin soltarse de su mano en el hospital.
La vida para Yurena, que ocultaba sus ojos bajo unas gafas de sol y acudía al acto fúnebre de riguroso luto, se ha parado. Aquella madre que un día se convirtió en famosa por llevar un ladillo en el bolso para defender a su hija, se ha ido dejándole un hueco imposible de llenar.
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