Una de las tensiones menos exploradas en la saga de Harry Potter es la que enfrenta a los “sangre sucia” (hijos de humanos sin poderes, como su heroína Hermione) y los defensores de la pureza de la sangre mágica. En su historia, J.K. Rowling desprecia a los magos que creen que esta circunstancia biológica amenaza la raza mágica. Sin embargo, fuera de la ficción la autora sostiene todo lo contrario: que las mujeres transgénero no son mujeres porque así lo quiere la biología.
Todo sobre J.K Rowling:
- ¿Quién es? La novelista mejor pagada del mundo gracias a la saga de Harry Potter: siete libros publicados entre 1997 y 2006 que inspiraron 10 películas y tres parques de atracciones.
- Patinazo global. Su universo fantástico suscita adoración y es una reconocida filántropa, pero ha visto empañada su reputación al manifestar que las mujeres trans no son mujeres.
- ¿Por qué nos inquieta? Aunque organizaciones, expertos y médicos han tratado de sacarla de sus errores, insiste en que muchas personas trans están enfermas y recurren a hormonas en vez de “esforzarse en curarse”.
Rowling cree que reconocer el derecho a la autodeterminación del género de las personas trans es tanto como borrar el sexo y permitir que los maltratadores finjan ser mujeres o que violadores disfrazados entren en los baños femeninos. “Me niego a inclinarme ante un movimiento que está haciendo un daño demostrable al tratar de erosionar a la “mujer” como clase política y biológica y ofrecer cobertura a los depredadores”, ha escrito.
Las acusaciones de transfobia han volado como cuchillos y de Emma Watson a Stephen King han tenido que decirle que “las mujeres trans son mujeres”. La escritora ha vuelto a la carga afirmando que los tratamientos de hormonas son un alivio rápido para quien no quiere esforzarse en curar una enfermedad mental. Sus fans, decepcionados, la ven como un nuevo Voldemort. Daniel Radcliffe tuvo que escribirles: “Si Harry Potter te enseñó que el amor es la mayor fuerza del universo, que se encuentra en la diversidad y que las ideas dogmáticas de pureza conducen a la opresión de los vulnerables, eso queda entre el libro y tú. Eso es sagrado”.
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