Convencida desde la infancia de que lo suyo era la interpretación Lucía Jiménez ha sabido adaptarse a las circunstancias y compaginar su vocación con el mundo empresarial. Madre de tres hijos y enamorada hasta las trancas de su marido, la actriz se confiesa como una mujer que huye de complicaciones y de tópicos antiguos y sexistas.
Hoy Corazón ¿Qué tal sienta eso de ser embajadora de una marca española como Fun & Basic?
Lucía Jiménez Nunca imaginé que iba a ser diplomática y aquí estoy encantada y feliz. Soy muy fan del pensamiento positivo y de la vida básica. Me gusta lo sencillo, sin complicaciones y creo que tal vez por esta mentalidad me han elegido. Voy a hacer una serie de colaboraciones que se verán en los próximos meses.
H.C. ¿Qué tiene de divertida (fun) y de básica?
L.J. Me quedo con el lado positivo de las cosas que pasan. Siempre busco esa perspectiva incluso cuando llega algo malo mi primer pensamiento es que ya ha pasado y el segundo que todo pasa por algo, como me repetía mi madre. Creo en las coincidencias y las energías y en que todos somos capaces de marcar nuestro destino cuando tomamos decisiones valientes y arriesgadas.
H.C. ¿Por ejemplo?
L.J. Mucha gente me dice que soy una afortunada por la vida que tengo, pero te aseguro que detrás de todo lo que he conseguido hay trabajo y agradecimiento. No creo que tenga nada por derecho sino porque me lo he currado. Creo en el karma y es que en la vida todo vuelve. A mis hijos les explico que hagan el bien porque si no tendrán sus consecuencias. En cuanto a mi lado básico mi frase favorita que siempre repito a mi marido (Benito) es que lo que hagamos sea fácil y básico. Todos vivimos muy deprisa, queremos conseguir cada vez más, nos hemos convertido en cantidades y números por eso yo me quedo con el lado fácil de la vida.
H.C. Con tres hijos no sé yo si lo tienen tan fácil en vista de cómo están las cosas…
L.J. De ahí que busquemos lo básico porque con tres niños en casa no nos falta el jaleo. Nuestros planes son los más sencillos porque no nos da la vida complicarnos. Hasta a la hora de vestir apuesto por la sencillez y lo cómodo.
H.C. Su marido fue actor pero decidió dejar la profesión.
L.J. Él hoy tiene sus negocios. Tuvimos la suerte de que la vida nos juntara por nuestra profesión y además tiene la ventaja de que conoce perfectamente como es este mundo y las preocupaciones o satisfacciones que nos da. Para los actores siempre es un volver a empezar porque cuando acabas un trabajo es como empezar de cero. Y si añadimos que eres mujer, que vas cumpliendo años, que no sobran los papeles…
H.C. ¿Y no le dan ganas de mandarlo todo a paseo y dar el salto a los negocios como hizo Benito?
L.J. Claro y de ahí que tenga una tienda de juguetes. Era la manera de coger las riendas de mi vida y poder tomar mis propias decisiones porque me he pasado la vida haciendo lo que me decían otros. Salvo decidir hacer un papel el resto no puedes opinar dado que te indican hasta cómo has de moverte, maquillarte y hablar. Con mi tienda es otro cantar puesto que llevo las riendas de mi vida. Es normal tener bajones y pensar que no quieres seguir en la profesión lo que ocurre es que desde niña quería ser actriz y lo llevo muy dentro y eso que mis padres no tienen nada que ver con este mundo. No descarto la idea de jubilarme algún día.
H.C. De momento sigue muy activa en la serie de televisión ‘Amar es para siempre’.
L.J. Tengo contrato para un año y estoy feliz. Es verdad que pongo tanta pasión en lo que hago que voy a muerte. Mi trama es muy divertida y no veas los líos amorosos que protagonizo.
H.C. ¿Qué le dicen sus hijos de su trabajo?
L.J. En casa no se da ninguna importancia a mi profesión y salvo que les comenten algo en el colegio ni lo hablamos.
H.C. Forma parte del grupo ‘malasmadres’. ¿Cree que hay que seguir luchando para desmitificar el rol de mala madre o la sociedad ya ha entendido el papel de la mujer y la maternidad?
L.J. Mi lucha siempre es con el sentido del humor como arma de convicción. No me gusta regañar a nadie y por eso cuando me preguntan qué es ‘mala madre’ contesto que yo soy una de ellas porque por supuesto quiero con locura a mis hijos, pero no me da tiempo de bañarlos o hacerles una cena estupenda.
H.C. ¿Seremos capaces alguna vez de acabar con esa carga de culpabilidad de la madre que trabaja?
L.J. Seguro que sí. Hay que ser capaz de reírte y no juzgar. Cada vez se oyen menos comentarios críticos cuando una madre no sabe hacer nada en la cocina y estoy segura de que la nueva generación de hombres ha cambiado muchísimo y ellos también hacen de todo.
H.C. Otra de sus campañas reivindicativas es en defensa del cuerpo femenino normal y sin que sea la talla 36.
L.J. Las primeras que debemos mentalizarnos somos las mujeres porque nos exigimos demasiado. Estoy convencida que a los hombres les gustan las mujeres con curvas y me encanta ver cómo las adolescentes hacen gala de sus curvas. Cada uno debe asumir cómo es y acabar con tiranías.
H.C. ¿Qué balance me puede hacer de su vida junto a Benito tras 15 años juntos?
L.J. Si miro al futuro sólo quiero estar como hoy. Mi sueño es que mis hijos tengan salud y sean buenas personas y te aseguro que sigo muy enamorada de mi marido y el paso del tiempo no acaba con una relación siempre y cuando te lo trabajes cada día. Lo importante es que en el viaje que haces con tu pareja la otra parte te escuche y te quiera. Son tópicos, pero es la verdad.
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